La situación del sector es dramática ante el encarecimiento de los costes de producción

Las continuas subidas de los costes de producción están ahogando al sector agrario. El incremento de la energía eléctrica, los fertilizantes o el gasóleo agrícola hacen que, junto a la sequía que padecemos en este último año, la situación sea dramática para el campo. De hecho, muchos de nuestros agricultores, al ver que las producciones no compensan los costes de producción, han dejado de regar y fertilizar sus cultivos. Eso se está dejando sentir ya en las primeras entregas de aceituna de esta campaña de recolección que se están realizando en las almazaras, donde se constata una peor formación del fruto debido a los efectos de la sequía y el menor uso del riego. Sin olvidar otros cultivos, puesto que si hablamos de cereales (ya se está preparando el terreno), la campaña está en riesgo, puesto que sin abono no nacen.

Tenemos el ejemplo de un agricultor que, con una tarifa eléctrica 3.A, de 156 kilowatios de potencia (lo que equivale a un motor de 210 caballos), la factura se le ha incrementado un 210% en el último año. Así, en agosto de 2020 pagó 5.578,37 euros, mientras que en agosto de 2021 hizo frente a 17.218,82 euros, lo que supone tres veces más. Eso sin perder de vista que desde agosto el precio de la energía eléctrica ha seguido incrementándose. Su decisión fue la de paralizar el riego porque no puede asumir ese coste, y coger su cosecha, que debido a esa falta de agua es un 20 por ciento inferior que la esperada, ya que su aceituna pesa menos.

En el caso de los fertilizantes, han subido todos los elementos: fósforo, potasio… pero la mayor subida la registra el nitrógeno, consecuencia de la crisis energética mundial. Por ejemplo la UREA, ha pasado de 400 euros/tonelada a los 1.000, lo que supone un incremento del 150%, de forma que está hasta tres veces más cara que al inicio del año. Y sigue subiendo.

El gasóleo agrícola también se ha encarecido en el último año, según el estudio realizado por ASAJA nacional hasta un 73%, y en este sentido es destacable la falta de suministro de Adblue, un combustible también utilizado por los tractores.

El estudio realizado por ASAJA refleja incrementos en otros costes de producción que afectan directamente a la rentabilidad de las explotaciones agrarias, como son los costes salariales. La subida del SMI en los últimos tres años ha sido del 29,7%, sin incluir las subidas de las cotizaciones a la Seguridad Social.

Una situación, así, catastrófica e insostenible para los agricultores y ganaderos, que hace cada vez más inviable el mantenimiento de muchas explotaciones agrarias. ASAJA exige al Gobierno un plan integral de apoyo al sector ante una situación nunca vivida por muchos de los agricultores y ganaderos

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