Evolución de los costes de producción

Durante 2022 se han dado ciertas circunstancias que han hecho que los costes de producción de los productores aumenten considerablemente. Para dar explicación a esta situación hay que tener en cuenta que veníamos de la recuperación del COVID en la que ya se venía dando un claro aumento de los precios, si nos fijamos en el aumento de costes hasta marzo de 2022 ya vemos como los fertilizantes y los fitosanitarios suben debido al inicio de escalada de los precios del gas y de la energía que dificultaban
su fabricación, el gasoil agrícola se ponía en 1,3 €/L, precio que era muy complicado de imaginar antes de la pandemia. Además se daba el caso de que los precios de los cereales comenzaban a subir después de mucho tiempo a precios muy bajos, la cebada y el trigo nacional podían llegar a superar los 200 €/tonelada, precio que para los agricultores cerealistas estaba muy bien pero que para la fabricación de piensos y el sector ganadero era claramente un problema ya que aumentaba en gran medida el coste de la ración de los animales, teniendo en cuenta que el coste de la ración de los animales supone de media en todas  las especies ganaderas un 40% de los costes finales de producción, las cuentas no salían.

Si ya el panorama era complicado, a finales del mes de febrero daba comienzo el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. Ambos países tienen mucha influencia en nuestra economía agrícola; estos dos países son importantes productores de cereal y si tenemos en cuenta que la elaboración de nuestra energía y la obtención del gas europeo dependían mucho de estos países, los costes de producción se disparan. Las primeras consecuencias de la guerra llegan muy pronto a nuestra agricultura: los fertilizantes siguen subiendo, poniéndose los nitrogenados en precios de 1000 €/tonelada por lo que agricultores con producciones medias-bajas (por desgracia muchos en nuestro país) hicieron balance de cuentas y vieron que no era rentable fertilizar a esos precios con un claro detrimento de la producción.

El gasoil agrícola llego a ponerse a 1.6 €/L, precio que es similar al gasoil de los coches y que aumentaba mucho el escandallo de los agricultores. El sector de la ganadería no se quedaba atrás puesto que los precios de los piensos prácticamente se doblaron respecto al año anterior, circunstancia que hizo que los ganaderos optaran por el sacrificio prematuro de los animales y por la no reposición de las instalaciones, circunstancia que hizo que la oferta nacional de carne, leche o huevos bajase y se  amentasen mucho los precios finales de los productos ganaderos.

A toda esta situación hay que sumarle el pésimo año climatológico que hemos tenido. No es disparatado decir que no se ha dado correctamente la producción de ningún cultivo de la pasada temporada. Comenzamos el año con una falta de lluvias tras las siembras que posteriormente se solucionó con la llegada de las lluvias, pero que tras el mes de abril volvieron a desaparecer dejando a nuestros suelos sin agua prácticamente hasta el mes de noviembre. Con ello venían también heladas en el mes de abril
muy severas que impactaron mucho a cultivos leñosos como el almendro, arruinando su producción y posteriormente olas de calor extremas que hicieron grandes estragos en cultivos como los cereales donde la producción del grano se quedó muy mermada o en el cultivo de olivar donde pilló justo en el momento de floración afectando posteriormente a la formación y el desarrollo de las olivas.

En conclusión ha sido un año donde se ha dado la tormenta perfecta para que los productores se hayan visto ahogados por los costes de producción y donde además se han dado las circunstancias para que con sus producciones no hayan podido contrarrestar esta subida.

Incremento de costes de producción

Los costes de la producción agraria comenzaron a subir a partir de enero de 2021, por el cambio de las normas del mercado que se produzco por la influencias de los efectos de la pandemia del COVID a nivel mundial, se cuantifica este incremento en un 27%. Por citar un ejemplo, los productores agropecuarios pagaron por la electricidad un 149,50% más en diciembre de 2021 que en el mismo mes de 2020, y un 138,49% más por los abonos nitrogenados, según el ‘Índice de precios pagados por los agricultores’, que creció de media el pasado ejercicio un 27,82% respecto al año anterior.

Los datos difundidos por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) indican que el coste de la energía para la agricultura aumentó un 83,09% interanual, sobre todo por el repunte del precio de la electricidad, aunque también por el de los carburantes (+37,66%) y los lubricantes (+11,66%).

El grupo de fertilizantes (+84,87%) fue el que registró en conjunto una mayor subida, con los nitrogenados a la cabeza, pero con alzas importantes también en potásicos (+59,80%), fosfatados (+27,72%), fertilizantes compuestos (+69,69%) y enmiendas (+5,20%).. El precio de los pienso repuntó de media un 21,97%, un porcentaje que se fijó en el 14,02% para los piensos simples y en el 24,08% para los piensos compuestos. Los precios pagados por productos fitosanitarios aumentaron a lo largo de 2021 un 11,94%; los de semillas, un 0,91%; los de los plantones, un 3,17%; los servicios veterinarios, un 1,07%; el material y pequeño utillaje, un 9,22% y los gastos denominados como generales, otro 14,29%.

En 2022, el incremento interanual de los costes de producción alcanzo más del 35% debido al impacto de la guerra en Ucrania. Según datos de Ministerio a lo largo del 2022 los incrementos más significativos se han producido en los fertilizantes (62%), energía y lubricantes (50%), piensos (35%) y productos fitosanitarios (20%).
Durante 2022 continua el incremento de los precios de los insumos utilizados en agricultura derivado de la coyuntura internacional consecuencia, principalmente, de la guerra de Ucrania. Dicho incremento, del 29,9% en valor, lleva a los insumos a la cifra récord de 35.240,8 millones de euros, debido a la fuerte alza de sus cotizaciones (+31,2%), aunque la cantidad utilizada ha descendido un 1%. Agricultura ha precisado que este aumento viene determinado fundamentalmente por los piensos (+34,6%), que suponen más de la mitad del valor de los consumos intermedios. A ello se unen los incrementos de valor de la energía y los lubricantes (+49,6%), de los fertilizantes (+62,1%) y de los productos fitosanitarios (+20,3%).

 

Escenario futuro

Desde finales del 2021 y durante el año 2022 se está experimentando un incremento de los alimentos pagados por los consumidores a causa de los incrementos de los costes de producción, de la subida de la energía y por el efecto de la demanda ocasionado por los recortes en las principales producciones agropecuarias durante el 2022 por la gran sequía que afectó a España. Se ha producido un incremento de la inflación y la consiguiente bajada del poder adquisitivo de los consumidores. Para 2023 aún es pronto para pronosticar lo que puede suceder con las cosecha, pero si hay indicios que ya se pueden valorar, como la utilización de menos fertilizantes por los  agricultores por los altos precios que puede ocasionar un descenso de las producciones por este motivo al que hay que añadir la incertidumbre de la evolución de las
cosecha condicionada por la climatología y por el desarrollo de los acontecimientos en la guerra de Ucrania.

 

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