En esta campaña se han sembrado en Andalucía, según explican desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF) un total de 557.551 hectáreas de cereal de invierno. Las primeras siembras se realizaron a comienzos de noviembre de 2024 y las últimas, en los primeros días de enero de 2025. En general, el clima ha sido favorable, con temperaturas bajas y lluvias, lo que ha propiciado un buen ahijamiento y un excelente desarrollo vegetativo. En cuanto a los abonados nitrogenados, durante el mes de febrero ha finalizado la aplicación de la primera cobertera. Además, cuando la climatología lo ha permitido, se han realizado los tratamientos herbicidas y fungicidas en las parcelas que superaban el umbral. En lo que respecta a la fenología dominante, dependiendo de la fecha de siembra, ha finalizado el mes de febrero entre el estado BBCH: 31 «1er nudo perceptible» y BBCH: 31-33 «3º-4º nudo perceptible». En las parcelas más tempranas, el estado fenológico es BBCH: 39 «fin de encañado»
En relación con las plagas, se ha detectado incidencia de gusano de alambre (Agriotes spp.) en la mayoría de las parcelas de seguimiento, aunque sin alcanzar valores elevados. Por el momento, el daño causado por el mosquito del trigo (Mayetiola destructor) es bajo; sin embargo, se debe prestar atención, ya que su presencia se observa en casi todas las zonas cerealistas. La presencia de pulgones (Rhopalosiphum padi, Sitobion avenae, Schizaphis graminum) es generalizada, aunque tampoco alcanza valores elevados. Es importante destacar que la fauna auxiliar va en aumento en casi todas las parcelas, con la presencia de sírfidos, coccinélidos y crisopas.
Con respecto a las enfermedades, los daños causados por septoria, Septoria tritici, han ido en aumento, especialmente en los trigos que han recibido mayor pluviometría y presentan un desarrollo más avanzado. Se observa una presencia leve a moderada de helmintosporium, Drecheslera teres (Sacc.), una enfermedad fúngica que afecta principalmente a la cebada. Aunque está presente en todo el mundo, su prevalencia es mayor en zonas con alta pluviometría