Las grandes aseguradoras se preocupan por el problema del seguro de olivar

aseguranzaEl seguro de olivar: Un seguro para la Administración en vez de para los olivareros

(artículo del gerente y portavoz de ASAJA-Jaén, Luis Carlos Valero, publicado por el grupo Aseguranza en el portal de Mediadoresenred, de Liberty)

Las modificaciones aprobadas en el BOE dejan al cultivo totalmente desprotegido. Esto ha obligado a las organizaciones de las principales zonas productoras de aceite a elaborar un plan de acción para lograr que se vuelva a modificar el seguro para lograr unas condiciones atractivas para el sector.

El nuevo seguro de olivar, aprobado en el BOE el 31 de agosto de 2015 y cuyo plazo de contratación está a punto de finalizar, se ha convertido en un seguro que vale sólo para la Administración. Con las novedades incluidas en el seguro este año se deja al principal cultivo andaluz totalmente desprotegido ante las inclemencias del tiempo, sobre todo para los nuevos agricultores. El nuevo seguro se aprobó por parte de Agroseguro con el descontento unánime del sector y, principalmente, de ASAJA Jaén, organización que, junto a Córdoba, aglutinan el 83% de los seguros de olivar. Pese a un plan de información, difusión en los medios, negociaciones y denuncia continua a las administraciones, el nuevo seguro sigue en pie. Es, además, la única herramienta con la que cuenta el agricultor para proteger su cosecha, ya que, tal y como está concebido el sistema de seguros agrarios en España, actualmente no existe otra posibilidad de contratar el seguro con otra entidad que no sea colaboradora de Agroseguro.

Ha dejado de ser útil

Ésta herramienta ha dejado de ser útil y de su invalidez para proteger al olivarero dan fe las pólizas que, a punto de terminar el plazo para su contratación, no llegarán ni al 20% de las de años anteriores, según los cálculos que hace nuestro departamento técnico.

¿Pero qué le pasa al nuevo seguro que no convence al sector? Pues que no vale. Busca tan sólo la rentabilidad de Agroseguro incriminando al cultivo del olivar y sin tener en cuenta las características propias del cultivo. Esta incriminación afecta principalmente a los nuevos agricultores. En estos casos sólo podrán ser indemnizados en un máximo del 50% de los rendimientos que le asigna la Administración, frente al hasta el 70% que había en años anteriores, lo cual hace que el seguro no sea una herramienta útil para ellos en caso de siniestro.

A esto se une que los productores históricos que hayan sufrido algún siniestro en los últimos 10 años -la inmensa mayoría- van a tener limitada la indemnización a un máximo del 40%, según cálculos de Asaja. En estas circunstancias hacen que si ya el nivel de aseguramiento era bajo (no llegaba al 10% en Jaén y en el resto de España no superaba el 3%) este nuevo seguro hará que la inmensa mayoría de los olivareros quede sin protección alguna ante siniestros.

Medidas de los agricultores

Durante el proceso de alegaciones al nuevo seguro y la dura negociación de ASAJA-Jaén con Agroseguro, la organización cedió e incluso validó varias de las modificaciones que proponía la entidad para contrarrestar las pérdidas y que “todos pudiesen ganar”; como ejemplo está la obligación de asegurar dos años seguidos. Sin embargo, las solicitudes de la organización para incrementar las irrisorias indemnizaciones que han quedado para los contratantes cayeron en saco roto, por lo que no quedó más remedio que tomar medidas más drásticas. Tras la campaña de información en los medios se trabaja en otras dos líneas para intentar derrocar este sistema: La primera es la denuncia del monopolio de Agroseguro frente al Tribunal de la Competencia. La segunda, implantar una alternativa al modelo de seguro actual para el cual ya han comenzado las negociaciones gracias al interés mostrado por una multinacional de seguros y reaseguros de origen francés, dispuesta a implantar un nuevo sistema de seguros para proteger al olivar.

Nuestra motivación para pedir amparo en el Tribunal de la Competencia es que Agroseguro ha perdido su virtualidad para la que fue creada: Ofrecer un sistema de seguros válido para al agricultor ante las incidencias climatológicas, donde unas líneas y otras se compensaban en caso de pérdidas o ganancias. Actualmente, y tras acordar Agroseguro que todas y cada una de las líneas tienen que ser rentables individualmente, convirtiéndose así  en un negocio estricto, no hay sentido ninguno para mantener la subvención al seguro agrario ni el monopolio de Agroseguro. Este monopolio dejaría de tener legitimidad y lo más sensato sería liberalizar el sistema y evitar seguir inyectándole dinero público -alrededor de 200 millones de euros todos los años- dejando paso a la competencia entre las empresas que son miembros del pool de Agroseguro y cualquier otra compañía de seguros y reaseguros que quisieran entrar en este mercado. No en vano, la estructura de Agroseguro actualmente no es necesaria y mantenerla lo único que propicia es el incremento de costos en las pólizas. Consideramos que esta subvención pública, en vez de a Agroseguro debería ir a manos de los agricultores, poniéndole fin al  cohabitación Gobierno-Compañías  de Seguros-Agroseguro.

Una vez que terminemos a finales de mes el periodo de tramitación de seguros habrá que hacer valoración. Si el nivel de aseguramiento del olivar español no pasa del 15-20% de la superficie de cultivo, el Gobierno tendrá que atender la petición de zona catastrófica del sector ante una emergencia climatológica, dado que lo que no se asegura no es indemnizable, criterio que se aplica actualmente. La Administración no tendría por tanto autoridad moral para avalar un seguro testimonial, mientras que las consecuencias para el olivar en el caso de heladas, sequías o pedrisco serían fatales.

 

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