El olivar, uno de los mayores aliados del Medio Ambiente

El olivar es un fijador natural de CO2, lo cual hace del cultivo una importante arma para luchar contra el cambio climático. Se estima que en una campaña de aceite como la actual, y siempre que se realice un manejo adecuado del cultivo, los olivos que hay plantados actualmente en el mundo podrían fijar 30 millones de toneladas de CO2 y evitar que fuesen a la atmósfera. No en vano, y según los datos que manejan el COI (Consejo  Oleícola Internacional) y la AEMO (Asociación Española de Municipios del Olivo), por cada diez kilos de aceite producido con las prácticas adecuadas se fijan 10 kilos de CO2.

Al mismo tiempo en que el olivar combate el cambio climático se estudia cómo éste cambio climático puede tener en un futuro consecuencias negativas en el cultivo, que podrían derivar en una merma de producción.

De todo ello trató en un curso de verano organizado por la Universidad Internacional de Andalucía (UNIA) en su sede Antonio Machado de Baeza, que tuvo lugar en agosto de 2017.

El curso lo dirigieron José Antonio La Cal Herrera, Profesor de la Universidad de Jaén y socio fundador de la empresa BIOLIZA y José María Penco Valenzuela, Director de Proyectos de AEMO (Asociación Española de Municipios del Olivo).

Tal y como explicó en su momento La Cal Herrera, “resulta evidente que el cambio climático está generando consecuencias en los cultivos, entre ellos el olivar, y que desde diferentes ángulos (científicos, políticos, empresariales, etc.) se están desarrollando acciones que tiendan mitigarlo y a reducir sus impactos negativos”. Entre ellos, apunta a las nuevas variedades, la incidencia de enfermedades, la estabilidad en la producción, etc. Al mismo tiempo recuerda las acciones que potencian la función del olivar como fijador de CO2 y proveedor de recursos energéticos de origen renovables (biomasa).

“Instituciones como el Consejo Oleícola Internacional, COI, donde están tratando de establecer mediante un modelo científico la cantidad de CO2 que puede fijar una hectárea de olivar en función de su tipología y manejo; o el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, MAPAMA, incluyendo nuevas medidas en la futura PAC, están trabajando también en estas líneas y se abordarán en el curso”, añade.

En el curso se trataron todas las cuestiones relacionadas con la valorización de subproductos, sobretodo restos de poda de olivar, especialmente la fracción gruesa o la leña; abordando cuestiones como la producción de biocombustibles sólidos, la generación de energía térmica o el compostaje, entre otros.

“La pregunta que se puede hacer un olivarero es ¿Cómo puede afectar el cambio climático a mi explotación? Y ¿qué puedo hacer para reducir sus impactos negativos en mi explotación y para mitigarlo?”, señala. Para responder: “Por lo pronto, saber que su olivar es un fijador natural de CO2 (unos 10 kg/kg de aceite producido según el manejo) y que ello ya es un impacto positivo, además de ser un generador neto de biomasa, por ejemplo solamente de restos de poda se pueden generar del orden de 1,75 t/a, las cuales podrían tener valores en el mercado una vez astilladas del entre 40 y 60 €”.

En el curso también se habló de  qué puede hacer el agricultor para que su explotación no pierda rentabilidad económica debido a los impactos negativos que puede tener sobre su olivar, “porque lo que nadie discute ya, salvo raras excepciones, es que el cambio climático siempre ha existido y ha tenido una evolución más o menos cíclica y natural, pero lo que realmente preocupa ahora es que estos efectos son más severos, frecuentes y, lo que es peor, provocados por la acción antrópica (uso masivo de combustibles fósiles para la generación de energía, movilidad insostenible, elevado consumismo, gestión ineficiente de residuos, etc.)”, indicó.

Compartir en

Enviar un Comentario