El aumento de los precios del aceite sube la alarma de riesgos de fraude

La UE es el mayor productor mundial de aceite de oliva, que representa alrededor del 65% de la producción mundial. Sin embargo, debido a las condiciones climáticas desfavorables, las cosechas recientes han sido escasas. En 2022/23, la producción de aceite de oliva de la UE cayó alrededor de un 40% en comparación con años anteriores, y en 2023/24, la producción cayó un 25% en comparación con la media de cinco años. Esta tendencia se refleja a nivel mundial con la producción de aceite de oliva en declive en muchas regiones. Como resultado, los precios del aceite de oliva han subido en todo el mundo, con incrementos que oscilan entre el 100% y el 175% para el aceite de oliva virgen extra, dependiendo del mercado. En este contexto, los consumidores pueden sentirse atraídos por alternativas más baratas, mientras que los comerciantes podrían verse tentados a ofrecer opciones de menor costo, aumentando así el riesgo de fraude en un mercado conocido por su calidad y tradiciones centenarias. Lamentablemente, el fraude en el sector del aceite de oliva no es una nueva amenaza. El aceite de oliva es un producto de alto valor y persiste la tentación de los actores sin escrúpulos de maximizar los beneficios a expensas de los consumidores y la calidad de los productos. Cuando los consumidores desconocen las diferencias entre los diversos tipos de aceite de oliva, las prácticas fraudulentas se hacen más frecuentes. 

Por eso es crucial endurecer las respuestas administrativas y las sanciones penales para los defraudadores mientras se invierte en la educación de los consumidores. Una vez que los consumidores sean conscientes de las distinciones entre virgen extra, vírgenes, lampante, pomace y aceites de oliva refinados, así como los procesos y sabores involucrados, la tasa de fraude caerá. Los consumidores educados podrán tomar decisiones informadas y evitar productos de menor calidad. 

Una práctica que es habitual en el sector del aceite de oliva se está mezclando diferentes aceites vegetales. Sobre este asunto, debo plantear una cuestión importante a las actuales normas de comercialización de la UE que Copa-Cogeca ha llamado durante mucho tiempo a reformar: la capacidad de prohibir la venta de mezclas de aceite de oliva en países donde no se permite su producción. Actualmente, las normas de la UE permiten la legítima mezcla de aceites de oliva con otros aceites vegetales, y los Estados miembros pueden optar por prohibir dichas mezclas dentro de sus territorios. Esta política está diseñada para proteger y promover la calidad del aceite de oliva puro y reducir el riesgo de engañar a los consumidores. Sin embargo, hay una laguna: si el aceite de oliva de un Estado miembro que prohíbe la mezcla se exporta a otro país de la UE donde se permite la mezcla, el aceite mezclado puede ser reimportado y vendido en el estado original. Aunque esto es técnicamente legal, socava la intención de la prohibición original, ya que permite que la mezcla se deje a través de la puerta principal y vuelva por la parte trasera. Los consumidores merecen saber que cuando compran aceite de oliva, están recibiendo aceite de oliva puro, no una mezcla con productos de menor calidad. 

Además de abordar la cuestión de las mezclas, tenemos que centrarnos en cómo se presenta el aceite de oliva a los consumidores. Algunos Estados miembros han aplicado una normativa más estricta que exige botellas de aceite de oliva no recargables en restaurantes y establecimientos de restauración. Estas botellas garantizan que lo que se sirve sea aceite de oliva genuino y no un sustituto de menor calidad. La armonización de estas normas en toda la UE no solo promovería la cohesión del mercado interior y facilitaría el comercio, sino que también garantizaría la seguridad, la calidad y la protección de los consumidores coherentes. 

Insto al sector del aceite de oliva, a las organizaciones de consumidores y a las instituciones de la UE a que trabajen juntos para mejorar la trazabilidad y la protección de los consumidores, centrándose en las mezclas y los envases. Necesitamos salvaguardias más fuertes para garantizar que el aceite de oliva siga siendo un producto premium en el que los consumidores puedan confiar. 

Además, no podemos ignorar la competencia de los países vecinos de la cuenca mediterránea, como el norte de África y Oriente Próximo. Aunque estas regiones se enfrentan a retos climáticos similares, sus costes de producción son mucho más bajos que los de Europa. Países como Túnez, por ejemplo, han exportado anualmente a la UE más de 56.000 toneladas de aceite de oliva, libres de impuestos, desde 1998. Si bien estas importaciones pueden ayudar a bajar los precios en tiempos de escasez, deben considerarse como una solución temporal. La transformación de los consumidores europeos hacia el aceite de oliva de fuera de la UE constituye una amenaza para las normas de producción de alta calidad de la UE. En los últimos años, debido a la reducción de la producción de la UE, han aumentado las importaciones de terceros países como Chile y Argentina. Si bien los productores europeos se han comprometido a defender los derechos laborales, las normas medioambientales y la sostenibilidad económica, estas mismas garantías no siempre se aplican a las importaciones procedentes de países no pertenecientes a la UE. Es esencial que reflejemos estos valores en los acuerdos comerciales internacionales y prioricemos la producción europea. 

El aceite de oliva es uno de los pilares de la Dieta Mediterránea, que se considera un modelo dietético completo y equilibrado con beneficios comprobados para la salud y considerado patrimonio inmaterial de la humanidad por la UNESCO. El aceite de oliva es un producto de alta calidad nutricional, ya que se compone de ácidos grasos monoinsaturados, vitamina E y carotenes, lo que le da propiedades cardioprotectoras. 

Sigo confiando en que el nuevo mandato legislativo de la UE dará prioridad a la protección del aceite de oliva y es imperativo que tomemos medidas rápidas para preservar la integridad y la calidad de este icónico producto, garantizando su futuro en un mercado global cada vez más competitivo. 

 

Fernando do Rosario – Presidente del Grupo de Trabajo de Copa-Cogeca sobre aceite de oliva, productor de olivos 

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