La enfermedad, conocida popularmente como aceituna jabonosa o vivillo, está provocada por el hongo Colletotrichum acutatum y es una de las más destructivas para el olivo. Afectando tanto a la cantidad como a la calidad de la cosecha, ya que el aceite obtenido del fruto dañado tiene altos grados de acidez y deja de ser apto para su consumo, lo que supone altos costes económicos para el agricultor.
Si se dan condiciones de alta pluviometría durante el envero (maduración del fruto), el hongo dispersa sus esporas e infecta la cosecha provocando la podredumbre del fruto y secado de ramas.