Taller Internacional sobre el balance de carbono del sector olivarero
Los próximos 17 al 19 de octubre, el COI organizará un taller internacional en línea, titulado“Balance de Carbono del sector olivarero: parte de la solución contra el cambio climático” en la sede de la organización en Madrid, según recoge la Oleorevista. El idioma de trabajo del taller será el inglés.
Emplean gas de residuos en almazaras para su autoconsumo eléctrico y térmico
Un equipo de investigación de la Universidad de Jaén ha creado un sistema que genera la energía necesaria para la producción de aceite de oliva en las almazaras a partir de los propios residuos del proceso. Además de la economía circular que se establece y del ahorro que supone para la industria, hay que sumar un beneficio para evitar el cambio climático, ya que se reducen las emisiones de CO2, principal gas de efecto invernadero. En el proceso, se produce biocarbón que mejora el rendimiento de cultivos y amplía la captación de gases en el suelo. La gasificación se ha probado con éxito en una planta piloto y está en vías de aplicación en el norte de África.
Metodología de precisión para evaluar los efectos del cambio climático sobre los recursos hídricos
Con el fin de conocer la evolución en los recursos hídricos disponibles bajo diferentes escenarios de cambio climático, el grupo de investigación «Ingeniería Rural» de la Universidad de Almería ha analizado, según recoge Mercacei, los datos climáticos de los últimos 20 años, desde el año 2000 al 2020, para la cuenca del río Andarax como caso de estudio, y que afectan a 6.400 hectáreas de regadío, distribuidas en 3.520 de olivar, 840 de almendro, 800 de cítricos y 510 de invernaderos. Las variables climáticas analizadas muestran una disminución de las precipitaciones y de la evapotranspiración, así como un aumento de la temperatura. Analizado el modelo hidrológico de la cuenca, se observa que el principal efecto climático es que se espera que los recursos disponibles disminuyan en un 50% respecto a los actuales en los próximos 20 años, y esta menor disponibilidad de recurso hídrico afectará principalmente a los actuales usos agrícolas de la tierra, que deberían ser reconsiderados a medio plazo.
Cultivar tomillo entre almendros aumenta la pro
Investigadores de la Universidad Politécnica de Cartagena (UPCT) y del CEBAS-CSIC han comprobado que la introducción de cultivos perennes como el tomillo y la alcaparra entre las calles de los campos de almendros de secano aumentan la producción del terreno y ayudan a mitigar el cambio climático, al aumentar el secuestro de carbono en el suelo, informaron fuentes de la institución docente en un comunicado. La posibilidad de comercializar los cultivos introducidos y el hecho de que no afecten a la producción del cultivo principal es una de las ventajas de la diversificación, según han destacado los investigadores del proyecto europeo ‘Diverfarming’. En el caso del tomillo, se obtuvieron hasta siete litros de aceite esencial por hectárea y no se propició ningún efecto negativo en la producción de la almendra. Durante dos años, los investigadores han medido las emisiones del dióxido de carbono y el óxido de nitrógeno, demostrando que las emisiones de CO2 disminuyen en los sistemas diversificados en comparación con el monocultivo. Además, se comprobó que los picos de emisiones se producían tras el laboreo en días cálidos, por lo que se recomienda no arar durante esos días.
Aplican dos abonos orgánicos que aumentan la captura de CO2 en el suelo del olivar de secano
Un equipo de investigación del Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) aplican dos abonos que aumentan la captura de CO2 en el suelo del olivar de secano. En concreto, los expertos trabajan con dos enmiendas orgánicas, una de restos de poda, leguminosas y alperujo, y otra con restos de poda y lodos de depuradora (biosólidos). Además, comprobaron que este segundo biofertilizante incrementaba hasta un 50% el secuestro de carbono, gas de efecto invernadero que, junto a otras emisiones liberadas en la atmósfera, produce el cambio climático. Los investigadores midieron con técnicas analíticas cómo estos abonos, que duran más de dos años en la tierra tras su aplicación, evitaban la emisión de este gas efecto invernadero a la atmósfera. Además, estas enmiendas orgánicas contenían otros nutrientes como nitrógeno, fósforo y potasio, que favorecían al olivo y su producción. “Con estos biofertilizantes, contribuimos a la lucha contra el cambio climático, aportamos alternativas baratas y sostenibles a los abonos tradicionales, que suelen ser más contaminantes. Además, favorecemos el crecimiento de nueva vegetación de cubierta en suelos semiáridos, que no reciben agua de riego”, explica a la Fundación Descubre la investigadora del IRNAS-CSIC Engracia Madejón.