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El aceite retrasa el deterioro cognitivo al envejecer

aceite de oliva virgen extraLa dieta mediterránea, con consumo de aceite de oliva virgen y frutos secos, retrasa el deterioro cognitivo de las personas asociado al envejecimiento, según un estudio llevado a cabo por el Hospital Clínic y cuyos resultados publica la revista “JAMA Internal Medicine”.

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La dieta mediterránea ayuda a evitar la diabetes por obesidad

 

Un estudio de la Universidad de Navarra sugiere que la dieta mediterránea puede mitigar los efectos adversos de la obesidad sobre la incidencia de la Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2). Es lo que concluye el trabajo llevado a cabo por Sonia Eguaras, del Servicio Navarro de Salud, bajo la dirección de Miguel Ángel Martínez-González, director de Medicina Preventiva y Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad de Navarra e investigador del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición.

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La dieta Mediterránea enlentece el envejecimiento

Investigadores del Instituto Maimónides de Investigación Biomédica de Córdoba (Imibic), del Hospital Universitario Reina Sofía, la Universidad de Córdoba (UCO) y del Centro de Investigación Biomédica en Red de Obesidad y Nutrición (CIBERobn), han publicado un estudio en la revista Journal of Gerontology, la de mayor impacto científico en el ámbito del envejecimiento, titulado “Telomerase RNA Component Gnetic Variants Interact with the Mediterranean Diet Modifiying the Inflammatory Status and its Relationship with Aging: Cordioprev Study”, en el que se identifica un gen que permite envejecer de una forma más saludable.

Este artículo -coordinado por el doctor Francisco Gómez Delgado y enmarcado en el proyecto “Desarrollo de una plataforma tecnológica que permita evaluar el grado de envejecimiento y establecer una pauta de tratamiento personalizado según el perfil clínico, biológico y genético del paciente”, financiado por el Ministerio de Economía, Industria y Competitividad, el Instituto de Salud Carlos III y liderado por el doctor Pablo Pérez Martínez- surge a raíz de que en los últimos años ha crecido el interés en estudiar el papel del estilo de vida y la alimentación como moduladores del envejecimiento. El estrés oxidativo, la inflamación y el sistema inmune favorecen el envejecimiento o senescencia de nuestras células, tejidos y órganos vitales, según ha informado el Imibic en su página web.

 

Este Instituto ha explicado que uno de los mecanismos primordiales de dicho envejecimiento es el acortamiento de los telómeros, estructuras situadas en los extremos finales de los cromosomas que los protegen de su degradación y que van acortándose de manera natural con la edad, cada vez que nuestras células se dividen. Los aspectos genéticos y el tipo de alimentación favorecen el acortamiento de dichos telómeros.

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Las dietas ricas en aove no engordan

aceite italiano 2Seguir una dieta mediterránea no restringida en calorías y rica en grasas vegetales como el aceite de oliva
virgen extra o frutos secos no conduce a un aumento de peso significativo en comparación con una dieta baja
en grasa. Esta es la principal conclusión de un amplio estudio aleatorizado que publicó ayer la revista The
Lancet Diabetes & Endocrinology y ha hecho público la Interprofesional del Aceite de Oliva.  La investigación fue desarrollada en el marco del estudio PREDIMED (Prevención con Dieta Mediterránea)

Análisis de campo

El estudio se llevó a cabo en 11 hospitales en España durante el periodo 2003-2010 e incluyó 7.447 participantes (hombres y mujeres) de edades comprendidas entre los 55 y los 80 años, que fueron asignados aleatoriamente a uno de tres grupos – una dieta mediterránea no restringida en calorías y rica en aceite de oliva (2.543), una dieta mediterránea sin restricciones en calorías y rica en frutos secos (2.454), o una dieta baja en grasa, donde el consejo era evitar toda la grasa de la dieta (2.450) [3]. Los participantes recibieron asesoramiento dietético personalizado por parte de dietistas. La adhesión a las dietas fue buena y se monitorizó a través de cuestionarios a todos los participantes y tomando muestras de sangre y orina en un subgrupo aleatorio. Todos los participantes presentaban alto riesgo cardiovascular o diabetes tipo 2, y más del 90% tenían sobrepeso o eran obesos. Después de 5 años, la ingesta total de grasa disminuyó en el grupo de la dieta baja en grasas (del 40% al 37,4%) y había aumentado ligeramente en los dos grupos de la dieta mediterránea (de 40 a 41,8% en el aceite de oliva; de 40,4% a 42,2% en los frutos secos).

El porcentaje de consumo de energía a partir de proteínas y carbohidratos disminuyó en ambos grupos de la dieta mediterránea. Ambos grupos de la dieta mediterránea aumentaron el consumo de verduras, legumbres, frutas y pescado, y disminuyó el consumo de productos de carne, dulces y productos lácteos.

Los participantes en los tres grupos perdieron algo de peso, dándose la mayor pérdida de peso en los que siguieron la dieta mediterránea rica en aceite de oliva (0,88 kg reducción de peso en el grupo de aceite de oliva, en comparación con 0,60 kg para el grupo de dieta baja en grasa y 0,40 kg para el grupo de frutos secos). Hubo un aumento de la circunferencia de la cintura en los tres grupos, con elmayorincremento observado en el grupo de la dieta baja en grasa (aumento de 1,2 cm para el grupo de dieta baja en grasa, en comparación con 0,85 cm para el grupo de aceite de oliva y 0,37 cm para el grupo de nueces).

 Calorías ‘saludables’

El estudio sugiere que las directrices actuales de la salud que recomiendan una dieta baja en grasas y en calorías crean un miedo innecesario a las grasas saludables presentes en la dieta mediterránea, con conocidos beneficios para la salud.

La acumulación de pruebas científicas sugiere que el contenido total de grasa no es una medida útil de los daños o beneficios de los alimentos, sino que el énfasis debe estar en comer más calorías procedentes de frutas, frutos secos, verduras, legumbres, pescado, yogur, aceites vegetales ricos en fenoles (aceite de oliva virgen extra), y granos integrales mínimamente procesados; y un menor número de calorías procedentes de alimentos altamente procesados ricos en almidón, azúcar, sal o grasas trans.

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