Proponen colocar pulseras de silicona en las colmenas como detectores de contaminación ambiental

Un equipo de investigación internacional de la Universidad de Almería y el Instituto Benaki de Fitopatología (Grecia) ha propuesto el uso de pulseras de plástico en las colmenas de abejas para medir la contaminación ambiental. Aunque ya se conocía la utilidad de estos insectos para detectar distintos contaminantes del aire, como los hidrocarburos o los microplásticos, era necesario extraerlos de sus colmenas y analizarlos en el laboratorio. La propuesta de los investigadores sirve para introducir un ‘muestreador’ o ‘captador’ pasivo en las colmenas, es decir, un dispositivo que recoja el máximo número de contaminantes posible sin tomar muestras apícolas. Factores como el cambio climático y el empleo constante de combustibles fósiles hacen necesario que los científicos realicen evaluaciones periódicas de la calidad del aire. Por ejemplo, si hay concentraciones más elevadas de agentes contaminantes, los expertos pueden proponer intervenciones para reducirlas. Normalmente, la obtención de estos datos en tiempo real y es una tare a compleja y costosa, que requiere el uso de sensores y otras herramientas que deben instalarse en distintos puntos geográficos. Para abaratar y simplificar este proceso, el grupo de investigación Residuos de Plaguicidas de la Universidad de Almería ya estableció que las abejas de la miel (Apis mellifera) sirven como biomonitores de distintos contaminantes en un radio de exploración de unos ocho kilómetros desde sus colmenas mediante la captación en sus cuerpos de estos agentes nocivos, que llevan de vuelta hasta la colmena. “Ahora proponemos otros ‘captadores’ pasivos que nos permitan identificar hidrocarburos policíclicos aromáticos (PAH, por sus siglas en inglés) y seguir utilizando las abejas como ‘centinelas del aire’, pero sin que ello implique impactos negativos en la colonia”, explica la investigadora de la Universidad de Almería María Murcia.

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Identifican un gen de un hongo que regula el cobre de las plantas en suelos contaminados

Un equipo de investigación de la Estación Experimental del Zaidín (EEZ-CSIC, Granada) ha identificado un gen de un hongo del suelo asociado a las raíces y que mejora el crecimiento de las plantas tanto en entornos contaminados con cobre como en deficientes en este nutriente. Estos microorganismos poseen la capacidad de ‘filtrar’ este metal pesado, esencial para la fotosíntesis vegetal, para aportárselo a la planta cuando hay escasez. Así mismo, puede ‘ajustar la dosis’ para no perjudicarlas cuando hay exceso del mismo en el terreno. Las investigadoras se centran en uno de los hongos del suelo que regulan la disponibilidad de cobre para la planta, el hongo micorrícico arbuscular Rhizophagus irregularis, cuyo genoma no está totalmente estudiado en la actualidad. Por tanto, se desconoce cómo éste ejerce algunas de sus funciones biológicas. El trabajo de las investigadoras identifica y arroja luz sobre cómo opera uno de estos genes. Así, con esta información, podría desarrollarse un marcador molecular que permita identificar hongos micorrícicos, es decir, que estén asociados con la planta en una relación simbiótica de beneficio mutuo, más eficientes para regular el cobre que adquieren los vegetales. Asimismo, podrían emplearse como biofertilizantes y bioprotectores que mejoren las estrategias de cultivo.

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Los microplásticos modifican la biodiversidad bacteriana en suelos agrícolas

Un equipo de investigación de la Universidad de Almería y la Universidad Politécnica de Cartagena ha comprobado que los microplásticos modifican la biodiversidad de hongos y bacterias en suelos agrícolas. Los expertos se han centrado en analizar estas comunidades que habitan en ecosistemas de cultivo con cubiertas plásticas en fincas convencionales y ecológicas en los últimos 25 años. De este modo, han confirmado que este tipo de residuos, así como los restos de pesticidas, afectan de forma negativa a la mayoría de estos microorganismos, que participan en procesos biológicos para mantener la fertilidad y la salud del suelo. Los acolchados plásticos se utilizan en la agricultura para reducir el consumo de agua de riego, al reducirse la evaporación del agua aplicada, reducir el crecimiento de malas hierbas, controlar la temperatura del suelo, y aumentar la eficiencia en el crecimiento de las plantas. Éstas suelen estar elaboradas de materiales plásticos como el polietileno de baja densidad (LDPE), el polietileno de alta densidad (HDPE) o el polipropileno, conocidos por su durabilidad, resistencia a la intemperie, a la radiación solar y otras condiciones específicas del entorno agrícola.

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Validan un método más barato y eficiente para obtener antioxidantes de hojas de árboles

Un equipo de investigación de la Universidad de Huelva ha confirmado que aplicar ultrasonidos para la extracción de compuestos antioxidantes, antiinflamatorios y antibacterianos de residuos agroforestales resulta más económico, rápido y sostenible que otros métodos tradicionales utilizados hasta el momento. Concretamente, han analizado su eficiencia en hojas de distintos árboles de rápido crecimiento. Con la aplicación de este sistema las industrias agroalimentaria, farmacéutica y cosmética podrán tener un mejor acceso a estos extractos, usados frecuentemente en sus formulaciones. Compuestos como el eucaliptol, incluido en antitusivos, colutorios o caramelos, o el limoneno, presente en ambientadores, insecticidas o saborizantes de alimentos, pueden extraerse de los residuos que la industria papelera o maderera producen. De esta manera, a partir de los desechos de unos se logran sustancias que tienen un valor altamente demandado en otras áreas. Para que el ciclo de una economía sostenible pueda cerrarse, se hacen necesarias técnicas que faciliten el acceso a estos subproductos sin que suponga una gran inversión por parte de las empresas. Así, en el artículo ‘Optimization of bioactive compounds by ultrasound extraction and gas chromatography – mass spectrometry in fast-growing leaves’, publicado en la revista Microchemical Journal, los investigadores presentan cómo han optimizado las condiciones idóneas para maximizar la obtención de casi 30 sustancias consideradas antioxidantes y antiinflamatorias.

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La deforestación amenaza la biodiversidad y el funcionamiento del suelo a escala mundial

Un estudio internacional liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Forestal de Nanjing (China) señala que la deforestación amenaza la biodiversidad y el funcionamiento del suelo a escala mundial, según recoge Dicyt. Los resultados, que se publican en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), son fruto del estudio de toda la información existente en la literatura para evaluar los impactos de la deforestación sobre las propiedades del suelo, la biodiversidad y las funciones asociadas con la prestación de múltiples servicios ecosistémicos. Los bosques nativos son fundamentales para proteger la biodiversidad de los ecosistemas terrestres y proporcionan un sinfín de servicios ecosistémicos, incluyendo la producción de madera. Sin embargo, han sufrido cambios drásticos en los últimos siglos debido al crecimiento de la población humana y a la aceleración de las tasas de deforestación en todo el mundo. Esto incluye la conversión de bosques nativos en pastizales para uso ganadero, tierras de cultivo y plantaciones para el suministro de alimentos y materias primas industriales. “Sabemos que la deforestación afecta a la biodiversidad de plantas y animales, pero entendemos mucho menos cómo los cambios en bosques nativos afectan a la biodiversidad y el funcionamiento del microbioma del suelo” indica Manuel Delgado-Baquerizo, investigador del CSIC que lidera el BioFunLab en el Instituto de Recursos Naturales y Agrobiología de Sevilla (IRNAS-CSIC) y es autor sénior del artículo.

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