Confirman la rentabilidad económica y ambiental de un método que obtiene de las hojas de olivo antioxidantes

El grupo de investigación ‘Ingeniería Química y Ambiental’ de la Universidad de Jaén ha confirmado la rentabilidad económica y los beneficios medioambientales de un método que emplea un método químico para obtener antioxidantes y bioetanol de las hojas del olivo. Este estudio servirá a los gestores y empresarios de los sectores agrícola y energético como base para evaluar nuevas oportunidades de inversión sostenible, optimizando recursos y contribuyendo a la economía circular a partir de los residuos del olivar. En concreto, este grupo de investigación desarrolló un método de extracción mediante una técnica química que separa los antioxidantes de la biomasa en una parte líquida y otra sólida. De la sólida, entre otros compuestos, obtuvieron bioetanol y lignina, esta última aporta rigidez a las células vegetales y puede emplearse para elaborar resinas o bioplásticos. De la líquida, se extrajeron los antioxidantes, que poseen aplicaciones farmacológicas.

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Gestión de los envases fitosanitarios

Según lo previsto en el Real Decreto 1311/2012, de 14 de septiembre, sobre el uso sostenible de los productos fitosanitarios, en el momento de la venta de productos fitosanitarios para uso profesional, el vendedor deberá facilitar información sobre los productos fitosanitarios que adquiere, relacionada con los riesgos para la salud, medio ambiente y las instrucciones de seguridad para gestionar tales riesgos. Además, según explican desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía, le informará sobre los puntos de recogida de envases vacíos, que se guardarán en una bolsa de plástico o en un lugar seguro, hasta el momento de su traslado al punto de recogida. El usuario profesional llevará un registro de los envases entregados al sistema de gestión y, durante 3 años, mantendrá el justificante o albarán de haber entregado los envases vacíos.

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Obtienen hidrógeno de los sarmientos de la vid para producir biocombustible

Un equipo de investigación de las universidades de Jaén y São Paulo de Brasil ha confirmado la obtención de hidrógeno a partir de los sarmientos de vid mediante un proceso que no requiere de combustibles fósiles ni emite contaminantes. Con este trabajo consiguen dar nuevo valor a los desechos de la industria vinícola, al mismo tiempo que crean energía respetuosa con el medio ambiente. Casi el 93% de los residuos que se producen en la vendimia son los restos de la poda, los sarmientos. Hasta el momento, se usaban para producir compostaje orgánico o bien como leña. Sin embargo, desde hace unos años, los investigadores buscan alternativas para dar valor a unos residuos que pueden tener un gran atractivo para otras industrias como la farmacéutica o cosmética, por su alto contenido en lignina, a partir de la que se pueden obtener compuestos con propiedades antioxidantes. Además, la fermentación de la biomasa produce otros productos como el hidrógeno destinado a combustible, tal como describen los expertos en el artículo ‘Vine shoots pre-treatment strategies for improved hydrogen production and metabolites redistribution in Clostridium butyricum’ publicado en la revista Industrial Crops and Products. En él confirman que los sarmientos sometidos a un pretratamiento biológico mediante una enzima es la mejor opción para iniciar la producción a escala industrial.

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Aprobada la actualización del Programa Nacional de Control Contaminación Atmosférica 2023-2030

El Consejo de ministros aprobó el pasado 9 de enero la actualización del Programa Nacional de Control de la Contaminación Atmosférica 2023-2027 (PNCCA – 2023), que busca reducir los niveles de contaminación de compuestos y sustancias nocivas para la salud en cumplimiento con los compromisos establecidos para España en la Directiva de Techos Nacionales de Emisión para 2030. La Directiva de Techos fija unos compromisos nacionales para cada Estado miembro. Así, los porcentajes de reducción para España en 2030 (con respecto al año 2005) son de un 88% para el dióxido de azufre (SO2), un 62% para el óxido de nitrógeno, un 39% para compuestos orgánicos volátiles no metánicos (COVNM), un 16% para el amoníaco (NH3) y un 50% para partículas finas (PM2,5).   

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