Informe de situación de la sequía en Andalucía de Aeopas

El presente informe de la Asociación Española de Operadores Públicos de Abastecimiento y Saneamiento (Aeopas) analiza la crítica situación de sequía que afecta a la región andaluza durante el primer trimestre del presente año hidrológico. Este estudio técnico se centra en proporcionar datos sobre los factores climáticos, patrones de precipitación y sus repercusiones en los recursos. Durante este periodo, Andalucía experimentó condiciones climáticas anómalas, caracterizadas por temperaturas persistentemente elevadas, principalmente clasificadas como “Muy Cálido”. A pesar de la variabilidad en los patrones de precipitación, algunas áreas fueron afectadas por sequías significativas, mientras que otras registraron niveles relativamente más altos de humedad. La gravedad de la sequía se refleja no solo en la escasez cuantitativa de agua, sino también en la calidad del recurso, según señala el reciente “Informe de Calidad de las Aguas 2010-2022” del MITECO. Este deterioro ambiental tiene implicaciones negativas no solo para los ecosistemas hídricos y la biodiversidad, sino también para los sectores sanitario y agrícola, instando a municipios rurales a abandonar fuentes de suministro tradicionales y recurrir a sistemas dependientes de agua embalsada.

El informe también aborda las restricciones de abastecimiento impuestas en diversas provincias, detallando las localidades afectadas y las medidas adoptadas para gestionar la crisis, a las que se propone estrategias y planes de acción, destacando la necesidad urgente de planes de gestión de sequía y un plan de interconexión de sistemas para garantizar el suministro.

En el contexto de la emergencia hídrica actual, se requiere una comprensión profunda y medidas proactivas para mitigar los impactos a corto y largo plazo.

Por todo ello, este informe se plantea como un recurso más para orientar las decisiones y acciones a tomar frente a esta crisis hídrica en Andalucía. Desde AEOPAS, vemos urgente que la Junta de Andalucía, el Gobierno Central y las Diputaciones Provinciales consensuen un plan «a corto, medio y largo plazo» con el que abordar la sequía y los problemas de suministro de agua de nuestros pueblos. Todos deben colaborar y apoyar con infraestructuras, con inversiones y con medidas de gobernanza que garanticen nuestro futuro. Aprovechemos la sequía para poner soluciones de futuro, que la situación actual sea una oportunidad para hacer que nuestros sistemas de abastecimiento sean más resilientes a los importantes desafíos que nos implanta las reducciones de precipitaciones provocadas por un Cambio Climático cada vez más acuciante.

 

Primer trimestre del año hidrológico

Durante el primer trimestre del año hidrológico, Andalucía experimentó temperaturas consistentemente por encima de la media, mayormente clasificadas como “Muy Cálido”. Aunque hubo variabilidad en los patrones de precipitación, con áreas que experimentaron sequía y otras con niveles significativos de humedad.

En el caso de Jaén, registró temperaturas cálidas a muy cálidas, con una media mensual de 18.1°C y una anomalía térmica positiva. Hubo variabilidad en la precipitación, clasificándose como “Húmedo” en octubre, con un porcentaje de precipitación sobre la media del 118%.

El agua embalsada

Siguiendo los sistemas de abastecimiento en Andalucía, llama la atención que ninguno dispone de volúmenes de almacenamiento superiores al 50% de las capacidades de los embalses. Si atendemos a la distribución por provincias, vemos que Huelva destaca por encima del resto con un 32,82%. A ella le sigue Sevilla con sus reservas al 29,02%, Granada el 23,25% y Jaén con el 20,57%. Entorno al 15% de capacidad están Córdoba, Málaga y Cádiz, siguiendo ese mismo orden en cuanto a descenso de volumen embalsado. Finalmente, Almería es la provincia andaluza que muestra el valor más bajo de todo, el 9,38% (21 hm3).

Si hacemos un análisis de la situación por sistemas de abastecimiento, vemos que, aproximadamente se cumplen estos parámetros descritos por provincia.

Los sistemas que más se aproximan al 50% son los situados en la provincia de Huelva. Almonte-Marisma está actualmente al 49% de su capacidad (9,95 hm3), mientras que el Piedras y el Tinto están al 45,83% y al 42,72% (32,77 hm3 y 25,89 hm3 respectivamente). En la provincia de Sevilla, los sistemas de abastecimiento al entorno de la capital y el Rivera de Huesna muestran valores entorno al 32% sobre el total de capacidad de agua embalsada.

Un segundo bloque estaría conformado por los sistemas que se suministran de las aguas provenientes de los Sistemas Béticos, Sierra Nevada y Alto Genil, que tienen volúmenes almacenados entorno al 28 y 25% de su capacidad. Más abajo encontramos otro sistema también sobre las béticas, Serranía de Ronda, al que se une el Viar, en la provincia de Sevilla, que tienen valores del 20% de reservas.

Entre el 15 y el 20% comienza a ver una dispersión significativa de los sistemas que se encuentran en esta situación de escasez. Así, vemos como Abastecimiento de Jaén, Rumblar, el Sistema General de Regulación del Guadalquivir, el Alto Guadiana Menor, Guadalete y la Hoya de Guadix muestran valores que siguen una tendencia descendente en el mismo orden.

En un escalón más bajo de reserva se sitúa el sistema de abastecimiento Bembezar-Retortillo, que con 42,50 hm3 en sus embalses, se sitúa en el 10,54% de capacidad de almacenamiento.

La situación más grave por la falta de reservas se da en los sistemas que están por debajo del 10%, que son Sierra de los Filabres – Estancias, Barbate y Sierra de Tejeda y Almijara (9,86%, 9,52% y, significativamente alarmante, 7,39% en el último caso).

Si vinculamos estos datos con la escasez coyuntural, podemos mostrar un mapa en el que la mayor parte de la región andaluza se encuentra en situación de emergencia a pesar de que algunas provincias han visto incrementar sus reservas hídricas entorno a un 15 y a un 20% de volumen de agua almacenada.

Como se aprecia, vivimos una crisis de hídrica, porque, además, no se trata sólo de cantidad, sino también de calidad del agua tal como ha destacado el reciente “Informe de Calidad de las Aguas 2010-2022” publicado por el MITECO. Este deterioro de la calidad ambiental del agua conlleva impactos negativos no sólo sobre los ecosistemas hídricos y su biodiversidad, sino también sobre los usos del agua como insumo para la producción de agua potable (sector sanitario), y de alimentos (sector agrícola), por nombrar algunos. Esta crisis implica que muchos municipios rurales tengan que abandonar sus tradicionales fuentes de suministro y demanden conectarse a sistemas dependiente de agua embalsada.

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