La dieta mediterránea, la más parecida a una planetaria

El catedrático emérito de la Universidad de Córdoba (UCO), Francisco Pérez Jiménez, ha asegurado que la población mundial debe intentar ir hacia “lo que se llama una dieta planetaria”, y ha apuntado que “la dieta mediterránea probablemente es la dieta que más se parece a esa dieta planetaria, pero probablemente habrá que modificarla”, según recoge el Diario de Almería. Además, ha añadido que esta dieta que es “el eje de la salud”, debe ser saludable no sólo para el hombre, sino también para el planeta. En este sentido, ha apuntado que para lograr este objetivo deberá sufrir “ciertos recortes o ciertas modificaciones”. “Probablemente hay que reducir más el consumo de carne y moderar más el de pescado y de alimentos de origen animal, como los huevos”, ha abundado.

Este doctor en Medicina recuerda que ha investigado durante 40 años la dieta mediterránea. “En el mundo hay muchas dietas sanas. Una de ellas es la que recomiendan las sociedades europeas y americanas del corazón. Y nuestro planteamiento ha sido demostrar que la dieta nuestra es mejor que la que ellos recomiendan”, ha dicho.

Un trabajo “muy largo” en el que se han estudiado la relación entre la dieta y la salud cardiovascular, el colesterol, la inflamación, la coagulación… Que ha concluido con un estudio de intervención publicado en la prestigiosa revista ‘The Lancet’.

“Ya hay un antes y un después de la investigación en la dieta mediterránea (…) Va a suponer que muchas de las guías de recomendación de dieta saludable que hagan otros países a personas con riesgo cardiovascular van a ir en la línea de la dieta mediterránea”, afirma.

Explica que para que realmente se pueda hablar de dieta mediterránea, ésta debe basarse fundamentalmente en “plantas y frutas y frutos secos o no de planta, que debe ser la fuente fundamental de calorías de grasa y de proteína”. “La grasa fundamental es el aceite de oliva y cuenta con una presencia restringida de alimentos animales, en especial sobre todo las carnes, que deben de ser de consumo, digamos escaso”, precisa.

“Cuanta menos carne se consuma, más dieta mediterránea. Y un consumo de pescado un poquito más generoso, un par de veces a la semana”, precisa.

“Si se ha cerrado el ciclo de lo que es la dieta mediterránea y la salud, ahora empieza otro ciclo diferente y es el problema de que el 30% de los gases de efecto invernadero que están calentando el planeta procede del de los alimentos, de la producción de alimentos, del transporte de alimentos, de los alimentos que se tiran a la basura, etcétera”, apostilla. Y ahí es dónde entra esa “dita planetaria”.

Por otro lado, Alejandro Bonetti Munigh, académico numerario de la Real Academia de Medicina y Cirugía de Andalucía Oriental, Ceuta y Melilla y moderador de esta mesa, insiste en que “la dieta más sostenible que hay sobre el planeta”. “Estamos cuidando el planeta cada vez que cultivamos y que nos alimentamos de dieta mediterránea”.

 

Un aliado para nuestra salud

“Es hablar de salud en mayúsculas (…) Va a prevenir las enfermedades (…) Hoy tenemos argumentos de peso para decir que previene enfermedades que crean tanto temor como puede ser el cáncer”, abunda Bonetti, quien también sostiene que es “sinónimo de longevidad”, como demuestran los habitantes del arco mediterráneo.

Y a eso suma que aumenta las defensas, algo que se ha visto en la “menor incidencia” por la covid-19 que han tenido aquellos que consumen esta dieta con un valor “incalculable”. Aunque, eso sí, advierte de que “no se entiende una dieta mediterránea sin actividad física”.

Otro de los ponentes de la mesa ha sido el chef Rodrigo de la Calle, del restaurante ‘Invernadero’ de Madrid, quien desvela a EFE que su intención es la de trasladar el mensaje de cómo se difunde esta dieta en sus negocios y cómo se “reeduca” a los clientes.

“El 80% de los platos que hay en todos mis restaurantes están hechos con frutas o verduras. Por ejemplo, en el en mi restaurante de Barcelona solo tengo un plato con pescado y un plato con carne y en ‘Invernadero’ directamente no tengo ni plato de pescado y plato de carne. Ese otro 20 % que ocupa el menú son platos que llevan proteína animal, pero en este caso, como aderezo a modo de caldos de jugoso, de salsas y nunca una pieza de carne”, relata.

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