El aceite de oliva, la grasa vegetal esencial en la dieta mediterránea, tiene múltiples virtudes tanto gastronómicas como saludables y para el cuidado de la piel, tal y como recoge La Provincia. Además de dar un rico sabor a nuestros platos, este aceite es muy beneficioso para la salud por sus componentes nutricionales, como el ácido oleico, la vitamina E y un alto contenido en antioxidantes naturales.
El aceite de oliva virgen y virgen extra son aceites que mantienen el aroma, el sabor y las propiedades naturales de la aceituna. Incluir el aceite de oliva en nuestra dieta diaria, unas 3 cucharadas, significa que estamos aportando a nuestro organismo componentes extremadamente beneficiosos.
Otro de los beneficios del aceite de oliva es su capacidad de mejora de la circulación del flujo sanguíneo, lo que disminuye las molestias al caminar. Un consumo abundante puede reducir la arteriopatía periférica, una enfermedad en la que las arterias de las piernas se obstruyen. Por otra parte, aporta numerosos beneficios contra la inflamación gracias a sus capacidades antiinflamatorias, que según algunos estudios lo hacen comparable incluso al ibuprofeno.
El aceite de oliva es conocido por ser un gran antioxidante. En este sentido, es capaz de evitar el envejecimiento de la membrana celular gracias a la vitamina E. Sus tocoferoles y polifenoles son grandes antioxidantes que nos protegen contra los radicales libres, manteniendo así a las células jóvenes por más tiempo. Por otro lado, el ácido oleico que contiene el aceite de oliva, así como los polifenoles, ayudan a reducir la hipertensión.
Respecto a las propiedades para el cuidado de la piel, el aceite de oliva es excelente para hidratar y proporcionar elasticidad a nuestra piel. Esto explica que sea utilizado tanto como desmaquillador de ojos como para las cremas corporales y de manos… Además, posee propiedades que lo hacen extremadamente beneficioso para mantener hidratados el pelo y las uñas.