ASAJA-Jaén pide que se controle el exceso de animales en el Parque Natural con más monterías o más caza por parte de la guardería

ASAJA

Jaén, 02 de marzo de 2017. ASAJA-Jaén pide que se controle el exceso de fauna salvaje en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas ante los importantes daños que están causando a la agricultura de la zona. Exige batidas para el descaste en las zonas aledañas a la Reserva Andaluza de Caza y, excepcionalmente dentro de ella, con el fin de controlar la superpoblación de ciervos, jabalís, muflones, cabras… que se comen las aceitunas, los riegos y las ramas de los olivos. La organización insiste en que, o con más caza o con más guardería, se debe controlar este problema. Propone, además, otras medidas para que los animales tengan comida dentro del monte público, así como más y mayores parques cinegéticos para fomentar el turismo. La organización considera que respecto a la caza “existe mucha hipocresía” y recuerda que es una actividad necesaria que también debe cuidarse.

 

ASAJA-Jaén pide que se controle la superpoblación de animales en el Parque Natural de Cazorla, Segura y Las Villas. Ciervos, gamos, muflones, cabras montesas o jabalís, entre otros, se comen la aceituna, las ramas tiernas o causan importantes destrozos en las infraestructuras de riego de los olivares del Parque Natural y contiguos a la Reserva Andaluza de Caza (antiguo coto nacional) de 62.000 hectáreas. Ante la polémica surgida estos días por las monterías en la zona, la organización agraria recuerda que el problema “no son los cazadores”, sino la “mala gestión cinegética” que se hace de estas zonas y que provocan que los ungulados, sin alimento ni agua, avancen hasta lugares donde históricamente no ha habido nunca animales de monte. “Se llegan a ver incluso en Villacarrillo, donde los daños también son cuantiosos”, apunta Luis Carlos Valero, gerente y portavoz de ASAJA-Jaén.

 

Ante esta situación, la organización agraria pide que se controle a esta fauna silvestre o con las diferentes modalidades de caza a través de monterías, recechos y descastes (o cualquier otro sistema eficaz) o mediante un incremento del control cinegético por parte de la guardería, con el coste que esto último conllevaría. “Si no lo hacen los cazadores, tendrán que cazarlos los propios guardas”, dice el gerente y portavoz.

 

Así lo ha pedido en la comisión de agricultura de la Junta Rectora del Parque Natural, además de otras medidas para que los animales del parque tengan alimento dentro de la Reserva y  no salgan fuera. Luis Carlos Valero explica que una de estas medidas sería dejar a las olivas silvestres-acebuches de dicha zona libres de los pinos plantados en la época franquista y que actualmente, lejos de abastecer a la industria del papel, sólo sirven para crear intensas sombras en los olivares y acebuches de la zona e impedir que se produzca fruto. “Si estos olivos asilvestrados y acebuches produjeran aceituna, serían un buen alimento para los animales y no tendrían que salir fuera de la reserva”, apunta. “Ésta y otras medidas se han planteado y se van a volver a plantear, ya que es necesario que la Junta asuma la responsabilidad que tiene por daños derivados de la fauna salvaje en la agricultura y cuya única causa es la falta de control de las reses”, apostilla. “La superpoblación está dando lugar a que prácticamente se pueda hacer una montería en mitad de los olivares situados en el entorno de la reserva y del Parque Natural”, matiza.

 

Más caza y turismo y menos hipocresía

 

El gerente y portavoz de ASAJA-Jaén insiste en que alrededor de la caza en el Parque “lo que existe es demasiada hipocresía y un sentimiento tan exacerbado como ridículo de lo políticamente correcto”. “La junta de carne y la revisión por parte de veterinarios de las piezas cazadas para dar garantías sanitarias al consumo de estas reses, esas imágenes que tanto han escandalizado, no son sino lo que se podría ver diariamente en un matadero”, insiste. “Lo que no sería de recibo es que la caza no se aprovechara para el consumo humano, o que no se revisaran las piezas por parte de veterinarios porque no sea algo bonito de ver o estéticamente agradable”, añade.

 

Para Valero, la caza es una actividad necesaria en el Parque y de cuidarla deben también encargarse los que gestionan el monte público. “Lo que no es de recibo es que los cotos privados que lindan con los públicos, que sí proporcionan alimentos a los animales, finalmente sean los encargados de dar caza a los trofeos que pertenecerían a la reserva, con la pérdida económica que conlleva para esta reserva andaluza”, apunta. Así, añade que es absolutamente necesario organizar batidas para el descaste en las zonas aledañas y excepcionalmente dentro de la Reserva Andaluza.

 

La organización agraria insiste, además, en que es muy necesario seguir fomentando los parques cinegéticos en la zona, en número y en tamaño, con el fin de proporcionar al turista espacios grandes en los que los que avistar animales que están perfectamente integrados en su hábitat. Se debe evitar así que se conviertan las 260.000 hectáreas del Parque Natural en un inmenso parque cinegético descontrolado como sucede en la actualidad.

 

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