10 claves para relanzar la dieta mediterránea

La dieta mediterránea es considerada una de las más saludables del mundo; una dieta, como bien sabemos, en la que priman los productos frescos y de temporada como las frutas y hortalizas, los cereales, las legumbres, la leche y los lácteos o los huevos, y en el que además se asocia la actividad física y la socialización como estilo de vida. Sin embargo, una encuesta realizada por la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentación y Dietética (Fesnad), según recoge Food Lovers Club, revela que tan solo el 30% de la población considera su adhesión a la dieta mediterránea como muy buena y, si bien el 40% de los encuestados considera que ha modificado sus hábitos, tan solo el 30% de éstos asegura que ahora sus hábitos son más próximos a la citada dieta. También cabe destacar que el 34% afirma haber incrementado su peso desde que comenzó la pandemia. Y es que parar a comer, y hacerlo de una manera tranquila y relajada, cuidando los aspectos sociales, también es importante en la dieta mediterránea. Sin embargo, el 42% de los encuestados afirma que desayuna de pie o viendo la tele o consultando el móvil o el ordenador, hecho que hace que no se le preste la atención adecuada a esta comida. Cuando hablamos del almuerzo o la cena, aunque los números bajan, todavía hay un 27% y 31% respectivamente que lo hace de pie o viendo alguna pantalla.

En cuanto a las habilidades culinarias, el 19% de los encuestados afirma haber aprendido a cocinar durante la pandemia, el 59% declara no haber aprendido y el 22% asegura que se defiende mejor.

Y cuando hablamos de adhesión a la dieta mediterránea, la encuesta arroja un aumento de consumo de frutos secos, aceitunas, hortalizas y verduras después de la crisis sanitaria. También se observa una mayor ingesta de agua, elección de productos integrales o de granos enteros o la limitación de azúcar en las bebidas.

Por lo que respecta al ejercicio diario, el 70% de los encuestados afirma que realiza actividad física diaria, aunque tan solo el 22% practica más de dos horas a la semana de deportes de equipo.

Diez consejos

Si quieres poner en práctica la dieta mediterránea estos son los consejos que nos ofrece la Fesnad:

1.- Utilizar el aceite de oliva, preferiblemente virgen extra como principal grasa de adición.

2.- Consumir alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres y frutos secos. También especias y hierbas aromáticas.

3.- El pan y los alimentos procedentes de cereales, pasta y arroz (especialmente sus productos integrales) deben formar parte de la alimentación diaria.

4.- Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados y garantía de una mayor sostenibilidad.

5.- Consumir diariamente productos lácteos: principalmente leche y derivados como el yogur y queso.

6.- Elegir carnes magras (pavo, pollo, etc.). La carne roja y las procesadas (hamburguesas, embutidos…) deben consumirse con moderación.

7.- Consumir pescados y mariscos frecuentemente, así como huevos.

8.- La fruta fresca tiene que ser el postre habitual. Los dulces, pasteles y helados deben consumirse ocasionalmente.

9.- El agua es la bebida por excelencia en el Mediterráneo.

10.- El estilo de vida mediterráneo es tan importante como comer adecuadamente.

Un modelo a seguir

Conviene recordar que la dieta mediterránea está reconocida por la Unesco como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, definida como “un conjunto de competencias, conocimientos, prácticas y tradiciones relacionadas con la alimentación humana, que van desde la tierra a la mesa, abarcando los cultivos, las cosechas y la pesca, así como la conservación, transformación y preparación de los alimentos y, en particular el consumo de estos”.

La sostenibilidad también es primordial para la dieta mediterránea. Por este motivo, en 2016 se aprobó la Pirámide de la Dieta Mediterránea Ambiental y Sostenible en la que priman los productos de temporada y proximidad (productos locales), evitar un elevado gasto energético del transporte y distribución (barco, avión…), lograr un impacto positivo en la economía local y reducir al máximo el exagerado desperdicio. Además, fomenta preservar especies autóctonas (estacionalidad). Es una dieta con baja huella de carbono e hídrica.

Por todo ello, la dieta mediterránea, en tiempos de pandemia, en los que debemos fortalecer nuestro sistema inmunitario, disminuir la inflamación y los factores de riesgo como la obesidad y otras enfermedades degenerativas del adulto, se manifiesta aún más si cabe, como la mejor herramienta individual y colectiva para tener unos estilos de vida saludables. Sus propiedades nutricionales, su contribución a tener un sistema inmunitario y antioxidante robustos, y un mejor control del peso corporal la convierten en el ejemplo a seguir.

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