Cuando uno piensa en la dieta mediterránea, uno de los grandes sellos distintivos de España, indudablemente se le viene a la cabeza el aceite de oliva. Un producto nacional, el oro líquido, presente en numerosas comidas, ya sea como aliño de ensaladas y otros platos o como elemento que conecta todo dentro del plato. Sobre todas las diferentes variedades, destaca especialmente el Aceite de Oliva Virgen Extra (conocido también como AOVE), el más puro al ser obtenido directamente de la aceituna, sin ningún tipo de aditivo. Su consumo, con más de una treintena de compuestos diferentes que son una fuente de antioxidantes naturales, es básica para una buena salud cardiovascular. Según explica la Fundación Española del Corazón, su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados ayuda a elevar los niveles de colesterol HDL (el conocido como ‘bueno’), reducir el ‘malo’ (el LDL-c) y a controlar la hipertensión arterial. En los últimos tiempos, tal y como nos recuerdan desde AS, se ha popularizado a través de las redes sociales una forma de consumo de este popular producto: tal y como ocurría previamente con el vinagre de manzana, ahora está ganando popularidad el hecho de tomar una cucharada de aceite de oliva por la mañana, cuando todavía se tiene el estómago vacío.
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