¿Sabes el secreto del aceite de oliva?

El aceite de oliva podría resultar clave para ayudarnos a perder peso, según nos explican desde Infobae. Eso sí, siempre en el marco de una alimentación equilibrada. Es un pilar de la dieta mediterránea, la única, por otro lado, que ha logrado poner de acuerdo a especialistas de todo el mundo, y cuyos beneficios repercuten incluso en la salud mental. Sus efectos saciantes, unidos a sus beneficios nutricionales, lo convirtieron en objeto de estudio de las universidades de Viena y Munich. ¿Un aceite que ayuda a mantenerse en forma? Al parecer existe, y es este.

Para desarrollar esta investigación, sus participantes (divididos en cuatro grupos) tomaron 500 gramos de yogur bajo en grasa enriquecido con manteca de cerdo, grasa de mantequilla, aceite de colza (canola) o aceite de oliva como complemento a su dieta normal, todos los días durante tres meses. ¿El resultado? “El aceite de oliva tuvo el mayor efecto saciante”, según el profesor Peter Schieberle, jefe de la cátedra de Química de los Alimentos de la Technische Universitat Munchen (TUM) y director del Centro Alemán de Investigación en Química de los Alimentos.

Además, el grupo que consumió este aceite mostró una mayor concentración de serotonina, la hormona de la saciedad, en la sangre. Por si fuera poco, ningún miembro de este grupo registró un aumento en su porcentaje de grasa corporal o en su peso durante el período de estudio; en otras palabras, no engordaron.

El aceite de oliva es el aceite natural extraído de las aceitunas, el fruto del olivo. Alrededor del 14% del aceite son grasas saturadas, mientras que el 11 % son grasas poliinsaturadas, como los ácidos grasos omega-6 y omega-3. Pero el ácido graso predominante en el aceite de oliva es una grasa monoinsaturada llamada ácido oleico, que representa el 73% del contenido total de aceite.

Propiedades nutricionales

Los estudios sugieren que el ácido oleico reduce la inflamación e incluso puede tener efectos beneficiosos sobre los genes relacionados con el cáncer. Las grasas monoinsaturadas también son bastante resistentes al calor intenso, por lo que el aceite de oliva virgen extra es una opción saludable para cocinar.

“El aceite de oliva extra virgen posee excelentes propiedades nutricionales. Es rico en ácidos grasos esenciales, aporta vitaminas liposolubles A y E, fitoesteroles y polifenoles. En este sentido, tiene una acción antiinflacionaria, antioxidante y es cardioprotector, siempre que se lo incorpore en crudo para aprovechar mejor sus beneficios y se lo acompañe de un consumo diario de vegetales y frutas frescas”, sostuvo en diálogo con Infobae la licenciada en Nutrición Delfina Fahey (MP 3438).

Comer cantidades excesivas de grasa provoca aumento de peso. Sin embargo, numerosos estudios han relacionado la dieta mediterránea, rica en aceite de oliva, con efectos favorables sobre el peso corporal. En un estudio de 30 meses en más de 7.000 estudiantes universitarios españoles, el consumo excesivo de aceite de oliva no se relacionó con un aumento de peso. Además, una investigación de tres años en 187 participantes encontró que una dieta rica en aceite de oliva estaba relacionada con un aumento de los niveles de antioxidantes en la sangre, así como con la pérdida de peso.

Como si todo esto fuera poco, este tipo de aceite parece ser altamente protector contra la diabetes tipo 2. Varios estudios han relacionado el aceite de oliva con efectos beneficiosos sobre el azúcar en la sangre y la sensibilidad a la insulina. Un ensayo clínico aleatorizado en 418 personas sanas confirmó recientemente los efectos protectores del aceite de oliva. En este estudio, una dieta mediterránea rica en aceite de oliva redujo el riesgo de diabetes tipo 2 en más del 40%.

Por otro lado, la investigación de las universidades de Viena y Munich determinó que el factor más diferenciador del aceite de oliva era su aroma, ya que contiene ácidos grasos similares a los del aceite de colza. En la segunda parte del estudio, un grupo tomó yogur natural, y otro, yogur con extractos de aroma de aceite de oliva. Como conclusión, quienes fueron privados del olor del aceite de oliva consumieron hasta 176 calorías extra al día.

Según los expertos, el motivo radica en que este aceite tiene compuestos aromáticos como el hexanal, del cual se cree que podrían venir estos efectos. Se cree incluso que ni siquiera es preciso tomarlo; oler una cucharada de aceite de oliva calma el apetito al instante.

Asimismo, al ser uno de los principales alimentos de la dieta mediterránea, se le atribuye la capacidad de prevenir las enfermedades neurodegenerativas. “Esta dieta posee varios estudios que la relacionan con menos índices en este tipo de alteraciones, quizá gracias a los compuestos fenólicos del aceite de oliva, que podrían tener un efecto neuroterapéutico, así como contribuir a disminuir la incidencia de hipertensión, dislipidemia y enfermedades cardiovasculares, aún mejor, si es acompañado de ejercicio físico”, explicó a la revista Vogue, Belén Sánchez, nutricionista de Clínicas Segura.

Por último, Sánchez recordó que el aceite de oliva contiene un compuesto llamado oleocanthal: “Es antiinflamatorio y podría tener un efecto beneficioso para las articulaciones, disminuyendo el dolor artrítico. Muchos estudios (por ahora, in vitro) –prosiguió esta nutricionista– nos muestran un posible efecto inhibidor de la metástasis en células cancerígenas. Contiene además vitamina E, que actúa como antioxidante que retrasaría el envejecimiento celular; de ahí que lo encontremos en productos cosméticos”.

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