Presentación de resultados del Grupo Operativo de Agricultura de Precisión con Drones aplicado al olivar

Acercar la más moderna tecnología a la olivicultura a través del uso de drones. Ese es el objetivo en el que ha trabajado el Grupo Operativo de Agricultura de Precisión con Drones aplicado al Olivar durante los dos últimos años. Los primeros resultados de esta labor se presentarán hoy, en unas jornadas en las que junto a representantes de ASAJA-Jaén, participará el responsable de vuelos del centro Atlas, Anastasio Sánchez; la responsable del área de agronomía del Centro Olivarum, Juana Nieto; el investigador titular del Ifapa, Gabriel Beltrán, y Diego Martínez, profesor del departamento de Ingeniería Electrónica y Automática de la Universidad de Jaén.

Los vuelos se han realizado en olivares de las provincias de Jaén, Córdoba, Granada, Almería y Málaga, coordinados por ASAJA-Jaén. Cada uno de los vuelos se realizó en etapas diferentes para comprobar el estado de las fincas y de los olivos en distintos periodos de la cosecha, así como el estado madurativo del árbol. En ellos se tomaron muestras de hojas, suelos, humedad, temperatura y aceituna, que posteriormente se llevaron a los laboratorios asociados para contrastar con los datos obtenidos con los drones. En concreto, se ha volado en los municipios de La Puerta de Segura, en Jaén; Diezma, en Granada; San José, en Níjar (Almería); Montoro, en Córdoba, y Mollina, en Málaga. En la localización de la finca de cada provincia y en el proceso de ayuda a los diferentes técnicos participaron miembros de ASAJA de cada una de las provincias que forman parte del proyecto, que cuenta con un presupuesto de 300.000 euros, incluidos dentro del PDR 2014-2020 para grupos operativos y un plazo de ejecución de dos años.

Fases e instituciones implicadas

De los vuelos con dron se encarga la Fundación Andaluza para el Desarrollo Aeroespacial (FADA-CATEC). Su primera tarea fue seleccionar los equipos técnicos adecuados, que consistieron en un dron comercial cuya autonomía y capacidades cumplen con los requisitos establecidos. Un Matrice 600 al que se le acoplaron sensores como una cámara termográfica y otra multispectral. En las instalaciones de FADA se integraron los equipos y se verificó su correcto funcionamiento en tierra, como paso previo a las pruebas de vuelo, y tras varios ascensos se comprobó el comportamiento de los equipos en vuelo, incluyendo la correcta toma de imágenes según la programación prevista.

Los datos recogidos tras cada una de las campañas de vuelo se recopilaron y se enviaron a la Universidad de Jaén para el análisis y la comparación con muestras foliares y de otro tipo recogidas y analizadas por el resto de los miembros del proyecto. Según explican, para extraer información útil de estas imágenes ha sido necesaria la aplicación de ciertas técnicas del campo de la teledetección. Lo que se persigue es traducir la información digital que proporciona el sensor de la cámara a una magnitud física medible en otros procesos relacionados con la radiación solar y, de esta forma, comparar estas mediciones con las realizadas mediante otros instrumentos. Además, al normalizarse la información recogida por el sensor, se puede realizar una comparativa directa entre diferentes imágenes, sea cual sea la hora, el día o las condiciones climatológicas con las que se tomaron. En definitiva, se necesita obtener el mapa de reflectancia del cultivo, y para ello desde la UJA trabajaron con los métodos para obtener las imágenes de radiancia calibradas a partir de las originales muestreadas en cada finca de olivos. A partir de estas, se obtuvieron las de reflectancia.

Una vez que las imágenes fueron corregidas y se obtuvo el mapa de reflectancia de cada una de ellas, se aplican diferentes algoritmos de segmentación de imagen para obtener la información de reflectancia de cada una de las plantas y para los diferentes canales (vector de reflectancias). Con estos vectores de reflectancias y los datos de laboratorio se calibrarán y validarán diferentes algoritmos de predicción de los parámetros de interés.

Estas variables, como son la humedad del suelo, la maduración del fruto, el índice graso, entre otras, se han analizado a través de las muestras que se tomaron al mismo tiempo y en las mismas fincas que se volaron con los drones. De ellas se encarga el laboratorio Olivarum, de la Fundación Caja Rural, y el Instituto de Formación Agraria y Pesquera de la Venta del  Llano (IFAPA). Desde el laboratorio Olivarum los muestreos, tanto de hojas como de aceituna que se conservaron en bolsas de papel convenientemente etiquetadas y en nevera hasta su entrega en el laboratorio, se realizaron al mismo tiempo que los vuelos de drones.

Una vez en el laboratorio de Olivarum, las muestras se registraron y, antes de proceder al análisis, se lavaron con una solución de Tritón X100 a una concentración del 0,05% con fin de eliminar los restos de tierra y los residuos de los tratamientos propios del olivar, que podrían interferir en los análisis. A continuación se secaron,  trituraron y a cada una se le analizaron los siguientes parámetros: nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, magnesio, sodio, manganeso, cobre, zinc y boro y se calcinaron.

En cuanto al IFAPA Venta del Llano, se tomaron muestras (2 kilogramos) de fruto del conjunto de los olivos que componen cada subparcela, y se estudiaron diferentes ítems, como el índice de madurez, que permite conocer el momento óptimo de recolección de la aceituna según la variedad, el peso medio, la relación pulpa hueso de la aceituna, la humedad o el contenido graso del fruto. Después se procedió a la extracción del aceite del fruto recolectado.

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