Que no te den patata vieja por nueva

patatasComo pequeños productores y, principalmente, como consumidores de patata, seguramente os interese un poco de claridad sobre todo lo que se escucha desde hace unas semanas sobre la patata nueva y patata vieja. El problema, tal y como ha denunciado ASAJA, es que actualmente la normativa referente al etiquetado de este producto de casi primera necesidad no deja del todo claro la procedencia de dicha patata, lo que permite a empresas no españolas hacerle un “lavado” a las patatas viejas para que el consumidor las confunda con la excelente patata nueva española, de mucha mayor calidad.

Actualmente no hay ninguna normativa que evite que los supermercados y las tiendas vendan como patata nueva, es decir, fresca y recién recogida, la patata en conservación francesa lavada, que está más de seis meses en contenedores a temperaturas entre 3 y 4 grados y con agentes químicos para evitar que germine. Ésta patata es de peor calidad, con mayor contenido en almidón y suele quedarse oscura y blanda cuando se fríe, en vez de blanca y crujiente, como ocurre con la patata nueva española.

Para evitar esta situación, Asaja ha instado a la Agencia de Información y Control Alimentarios (AICA) para que ejecute sus competencias y ejerza un control efectivo que garantice el buen etiquetado de la patata nueva española en los lineales. De esta forma, se pueden mantener los precios y evitar que desciendan ante la “avaricia” de la distribución para sacar toda la patata “vieja” europea.

“No hay razones de mercado para que la patata pueda tener un precio competitivo para el agricultor y una calidad y precio asequible para el consumidor”, sostiene ASAJA, quien reclamó que se ponga “coto” a las prácticas de la distribución de “vender como nueva y española, patata vieja de Europa con un etiquetado que induce al error y perjudica a los agricultores y fundamentalmente a los consumidores”.

“Los productores españoles invierten mucho dinero para sacar un producto de calidad, a un buen precio, con unos controles muy altos, pero todo este esfuerzo se frena en los puntos de venta. La distribución aprovecha los resquicios legales y vende en muchos casos, la patata vieja que tiene almacenada para sacársela de encima y mantener sus márgenes abusivos entorpeciendo la salida de la patata nueva y de mejor calidad que ya se puede adquirir”, expone Asaja.

Asaja urge medidas para evitar que la patata se convierta en “producto reclamo”, vendiéndola a precios por debajo del coste, “una práctica que distorsiona el mercado, hunde los precios y como consecuencia, arruina a muchos agricultores y destruye empleo”.

Para distinguir la patata nueva de la vieja…

-Hay que leer la letra pequeña de la etiqueta, donde debe indicar su procedencia y categoría, pese a que en el etiquetado principal pueda leerse “patata nueva”, al igual que en la cartelería del establecimiento en el que se venda.

Observar su piel: La piel de la patata nueva es muy fina y si la frotamos un poco se deshace.

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