Dieta mediterránea y demencia

El consumo de una dieta tradicional de tipo mediterráneo –rica en alimentos como el marisco, la fruta y los frutos secos– se asocia con un menor riesgo de demencia, informa un estudio publicado en la revista “BMC Medicine” y recoge El Médico Interactivo. Los individuos con una mayor adherencia a una dieta mediterránea tenían hasta un 23% menos de riesgo de demencia en comparación con los que tenían una menor adherencia a una dieta mediterránea. La dieta puede ser un importante factor de riesgo modificable de demencia que podría utilizarse para prevenir la enfermedad y reducir el riesgo, pero los estudios anteriores sobre el impacto de la dieta mediterránea se han limitado a muestras pequeñas y a un número reducido de casos de demencia. Oliver Shannon y sus colegas de la Universidad de Newcastle analizaron los datos de 60.298 individuos del Biobanco del Reino Unido que habían completado una evaluación dietética. Puntuaron a los individuos utilizando dos medidas de adherencia a la dieta mediterránea.

Resultados del estudio

Durante el seguimiento medio de 9,1 años se produjeron 882 casos de demencia. Los autores también tuvieron en cuenta el riesgo genético de demencia de cada individuo calculando su riesgo poligénico, una medida de todos los genes diferentes que están relacionados con el riesgo de demencia.

Descubrieron que los participantes con la mayor adherencia a la dieta mediterránea tenían un 23% menos de riesgo de desarrollar demencia en comparación con los que tenían la puntuación más baja de adherencia, lo que equivale a una reducción absoluta del riesgo del 0,55%.

No hubo una interacción significativa entre el riesgo poligénico de demencia y la adherencia a la dieta mediterránea, lo que, según los autores, podría indicar que la asociación entre una mayor adherencia a la dieta mediterránea y un menor riesgo de demencia se mantiene, independientemente del riesgo genético individual de demencia.

Este hallazgo no fue consistente en todos los análisis de sensibilidad y los autores proponen que se necesita más investigación para evaluar la interacción entre la dieta y la genética en el riesgo de demencia, según señalan.

Los autores advierten de que su análisis se limita a los individuos que declararon su origen étnico como blanco, británico o irlandés, ya que sólo se disponía de datos genéticos basados en la ascendencia europea, y que es necesario seguir investigando en una serie de poblaciones para determinar el beneficio potencial.

Así, concluyen que, basándose en sus datos, una dieta mediterránea con un alto consumo de alimentos sanos de origen vegetal puede ser una intervención importante a incorporar en futuras estrategias para reducir el riesgo de demencia.

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