¿Es bueno tomar el aceite de oliva en ayunas?

La dieta mediterránea, cuyo ‘prospecto’ se basa en el consumo de verduras, frutas, cereales, legumbres, pescado y, sobre todo, aceite de oliva virgen extra (AOVE), ha contribuido al aumento de la esperanza de vida de los europeos del sur. Italianos y españoles, por ejemplo, consumen alrededor de 13 litros de aceite de oliva por persona por año. Y si bien esta dieta parece desempeñar un papel importante en la salud, es el uso de AOVE, en concreto, el principal ingrediente que contribuye a la longevidad y al bienestar de ciertas poblaciones. Así nos lo recuerda Alimente (El Confidencial) en este artículo.

Nuria Rosique, dietista-nutricionista de la Unitat de Nutrició Humana de la Universitat Rovira i Virgili, del CIBEROBN (Centro Biomédico en Red, Obesidad y Nutrición), recuerda a Alimente: “Las evidencias científicas de los beneficios del aceite de oliva cada vez son más palpables”. ¿Pero dependen sus efectos del momento de su consumo? Alimente ha consultado con varios especialistas para conocer de cerca si, realmente, la ‘vieja leyenda’ de que tomarlo en ayunas es más beneficioso es real o no. Como explica José Ramón Llorente, naturópata y presidente de la Sociedad Española de Nutrición Ortomolecular, y de Cofenat, en Valencia: “En la cultura popular todos hemos oído hablar de los beneficios del aceite de oliva, consumido sobre todo en ayunas, hoy podemos acompañar esta opción con los resultados de estudios que así lo corroboran”. Recalca este especialista que sus virtudes son:

“Para el aparato digestivo y el hígado, su consumo en ayunas reduce la acidez gástrica, porque forma una película en la pared gástrica, favorece el tránsito intestinal, mejora la absorción de nutrientes, sobre todo calcio, magnesio, zinc y vitaminas del grupo B, optimiza el trabajo del hígado, la vesícula biliar y el páncreas. A nivel cardiovascular, disminuye el colesterol ‘malo’ y aumenta el ‘bueno’, además de que permite reducir la grasa abdominal y su carga en polifenoles hace que sea un potente antioxidante”.

El experto agrega que “facilita la pérdida de peso, gracias a una sustancia denominada oleiletanolamida, sintetizada en el intestino a partir del ácido oleico y que tiene un conocido efecto saciante. Sin olvidar una reconocida acción antiinflamatoria, gracias a un compuesto orgánico denominado oleocantal, probado con resultados muy exitosos en tumores del tracto digestivo”.

El aceite de oliva tomado en ayunas “debe ser de alta calidad, virgen extra y de primera presión en frío, cuanta más calidad, más riqueza en polifenoles y nutrientes. Su consumo no está limitado ni por edad ni por condición fisiológica alguna; de hecho debería estar presente en nuestra dieta de forma habitual”, apostilla.

 

Beneficios de su ingesta a lo largo del día

Para la investigadora Rosique, es importante tener en cuenta que las evidencias científicas del aceite de oliva también se extienden a su ingesta a lo largo del día. Explica que “entre los principales beneficios contrastados está su efecto sobre la salud cardiovascular, por su capacidad para reducir el colesterol total o aumentar el colesterol HDL (el llamado colesterol bueno). También ayuda a regular la tensión arterial, mejora el control de la glucosa y el riesgo de diabetes. Pero es muy importante que su consumo sea habitual. Las recomendaciones propias de la dieta mediterránea indican, para los adultos, tomar al menos cuatro cucharadas soperas al día”.

Estudios recientes indican, además, que “estas dosis se asocian a un menor riesgo de sufrir cáncer de mama, alzhéimer y fracturas óseas. Pese a que se compone casi del 100% de grasa, no se asocia en sí mismo con un aumento del peso corporal. Todo lo contrario”, afirma la especialista.

De la misma opinión se muestra Julieta de la Morena, farmacéutica y dietista nutricionista: “El AOVE tiene efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular. Ya en el año 1954 Keys y más adelante Anderson y Grande publicaron las ventajas de estas grasas en detrimento de otras que entonces se consumían, como el aceite de girasol, y se empezó a hablar de la dieta mediterránea. Tiene un alto contenido de ácidos grasos monoiinsaturados (AGMI), de los cuales el más importante es el oleico. Además, los tocoferoles que contiene, de los cuales la vitamina E es el más activo biológicamente, gozan de un gran poder antioxidante”.

Insiste De la Morena en que “el AOVE es, además, el único que sirve para la conservación de otros alimentos debido mayoritariamente a los compuestos fenólicos más que a la vitamina E, ya que hay otros aceites de semillas con mayor concentración de la misma y, sin embargo, no sirven para ello. Dependiendo de su variedad, grado de madurez de la aceituna, condiciones de clima y suelo tendrán más o menos polifenoles. Y los que más poseen son el aceite de oliva virgen y el AOVE”.

Una de las buenas noticias es que da igual su momento de consumo. De hecho, aunque hay datos sobre sus efectos en ayunas, “faltan estudios científicos que hayan evaluado esta cuestión específicamente, por lo que no se puede, de momento, hacer recomendaciones generales al respecto. El aceite de oliva, principalmente en su versión virgen extra, aporta beneficios independientemente de cuándo se consuma”, documenta Nuria Rosique.

Corrobora esta afirmación la nutricionista De la Morena: “El AOVE ha demostrado sus propiedades nutricionales en ayunas o en una tostada de pan en el desayuno siempre y cuando sea en crudo. Sí, en cambio, se sabe que puede contribuir a paliar el estreñimiento dado que puede tener un ligero efecto laxante tomado en ayunas”.

Por lo tanto, lo importante son las cualidades que distinguen a los distintos tipos de aceite de oliva, a lo que los expertos responden: “El aceite de oliva de cualquier variedad aporta varios beneficios a la salud dado su perfil lipídico rico en ácidos grasos monoiinsaturados. Estos pueden llegar a constituir hasta un 83% del total de lípidos, si bien la cantidad depende de factores como la variedad de la aceituna, su maduración y las condiciones climatológicas. Sin embargo, se ha demostrado que el aceite de oliva virgen extra en particular es la variedad que mayores beneficios ofrece para la salud. ¿Por qué? Por una pequeña fracción en su composición de unos compuestos llamados polifenoles (antioxidantes)”, recuerda Rosique.

Como su nombre indica, “protegen nuestras células de la oxidación. De ahí que las recomendaciones sobre su consumo se centren en la variedad virgen extra y se promocione su uso preferentemente en crudo o con la mínima exposición a procesos de cocinado para evitar comprometer estos compuestos antioxidantes tan beneficiosos para la salud. Por lo tanto, remitiéndonos al refranero popular recordemos que ‘para virgen extra, del olivo a la prensa y de la prensa a la despensa'”, añade.

Su indicación, además, no está sujeta a ‘cumpleaños’. “El aceite de oliva virgen extra es un alimento enormemente saludable y recomendable para cubrir parte de las necesidades nutricionales de grasas en todas las etapas de la vida: desde la introducción a la alimentación complementaria en el bebé, pasando por su infancia y adolescencia, y durante la edad adulta y la vejez. Además, su alta palatabilidad y aporte gastronómico a los platos hacen de él un recurso culinario que aumenta el valor de nuestra dieta, favorece el consumo de verduras contribuyendo a una dieta saludable en todas las edades”, apostilla Rosique.

Fuente: Alimente (El Confidencial)

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