La prevención de las enfermedades cardiovasculares debe comenzar en etapas tempranas de la vida, ya que existen pruebas sustanciales que relacionan la ateromatosis y los factores de riesgo cardiovascular durante la infancia y la edad adulta con las enfermedades cardiovasculares posteriores a lo largo de la vida. Según un estudio publicado en la revista JAMA Network Open, en 2020, se observó síndrome metabólico en aproximadamente el 3% de los niños y el 5% de los adolescentes, con ligeras diferencias de prevalencia entre los distintos países y regiones, lo que subraya la urgente necesidad de intervenciones multisectoriales para mejorar la salud cardiometabólica en esta población. En este sentido, los factores relacionados con el estilo de vida, en particular la dieta, parecen ejercer un papel significativo sobre la salud cardiometabólica
Impacto de la dieta en la salud infantil
Según apunta este estudio, los patrones dietéticos poco saludables se han relacionado con alteraciones cardiometabólicas en niños y adolescentes. Por el contrario, el consumo de una dieta rica en alimentos no procesados o mínimamente procesados podría tener resultados positivos para la futura salud cardiometabólica de los niños, como un menos peso corporal y grasa corporal, un menor perímetro de cintura, una presión arterial más baja y unos niveles séricos de insulina más bajos. La dieta mediterránea ha ganado reconocimiento por sus beneficios para la salud entre los diversos patrones dietéticos saludables.
Características de la dieta mediterránea
Este patrón alimentario se caracteriza por el uso del aceite de oliva como principal grasa dietética y el consumo abundante de frutas, verduras, legumbres, cereales integrales y frutos secos de temporada, con una ingesta baja de carnes rojas y procesadas, alimentos ultraprocesados, dulces, confitería y bollería. También implica una ingesta moderada de carnes blancas o magras y pescado. Existen pruebas de que la Dieta Mediterránea reduce el riesgo de enfermedades no transmisibles, como el cáncer, el síndrome metabólico, la hipertensión y las ECV. Además, la adherencia a la Dieta Mediterránea se ha asociado a tasas de mortalidad más bajas, y varios componentes dietéticos de la Dieta Mediterránea desempeñan un papel importante. Concretamente, las intervenciones basadas en la Dieta Mediterránea han mostrado una asociación con la reducción del índice de masa corporal (IMC) y la proporción de obesidad en niños y adolescentes.
Evidencia científica sobre los beneficios
El estudio publicado en la revista científica JAMA Network Open examina datos de nueve informes anteriores que involucraban a 577 niños y adolescentes de entre 3 y 18 años. Los resultados han demostrado una reducción significativa en la presión arterial y los niveles de colesterol total tras seguir la dieta mediterránea durante al menos ocho semanas. Los patrones alimentarios poco saludables se han relacionado con alteraciones cardiovasculares en niños y adolescentes, mientras que, por el contrario, consumir una dieta rica en alimentos no procesados o mínimamente procesados, podría tener resultados positivos, incluido un menor peso y grasa corporal, una circunferencia de cintura más pequeña, una presión arterial más baja y niveles de insulina bajos.
Importancia de los hábitos alimentarios tempranos
El doctor José Francisco López-Gil, autor principal del estudio y miembro del Grupo de Investigación One Health de la Universidad de las Américas en Quito, señala la importancia de adoptar hábitos alimentarios saludables desde temprana edad para prevenir esas patologías: “Los hábitos alimentarios tempranos influyen significativamente en los resultados de salud a largo plazo”. Por su parte, la doctora Natalie Muth, portavoz de la Academia Estadounidense de Pediatría, indicó que no es vital que todos los niños adopten estrictamente una dieta mediterránea, pero sí es crucial incrementar el consumo de “alimentos reales” y reducir los alimentos ultraprocesados con azúcares y socio añadidos. Los expertos en digestivo recomiendan una dieta rica en frutas y verduras.
Hallazgos del estudio
El informe encontró variaciones en los resultados de los análisis previos debido a diferentes factores de alimentación y actividad física, pero la dieta mediterránea mejoró consistentemente los niveles de presión arterial y los perfiles lipídicos. El doctor Stuart Berger, jefe de la división de cardiología pediátrica del Hospital Infantil Ann&Robert H. Lurie de Chicago, enfatizó la importancia de una dieta basada en alimentos no procesados para todas las edades. Considerando los beneficios conocidos para los adultos, Berger expresó que estos hallazgos subrayan aún más la relevancia de una dieta mediterránea desde la niñez. En definitiva, la evidencia científica sugiere que la adopción de la dieta mediterránea desde la niñez puede ser una estrategia efectiva para mejorar la salud cardiometabólica y prevenir enfermedades crónicas a largo plazo. Fomentar hábitos alimentarios saludables, ricos en alimentos no procesados y mínimamente procesados, puede ofrecer beneficios significativos para la salud de los niños y adolescentes, estableciendo las bases para una vida más saludable y reduciendo la prevalencia de enfermedades crónicas en el futuro.