El próximo domingo, 9 de junio, el sector agrario tiene una cita ineludible con las urnas. Del resultado de las elecciones europeas dependerá el futuro del sector en los próximos años y en nuestra mano está poder incidir en un cambio de rumbo de las políticas agrarias, comerciales y medioambientales de la UE. La viabilidad de nueve millones de explotaciones agrarias y la soberanía y seguridad alimentaria de 450 millones de consumidores está en juego. Desde ASAJA instamos a la participación masiva y al voto responsable y maduro. Nunca unas elecciones al Parlamento Europeo habían despertado tanta expectación en el sector agrario (pese a que los agricultores y ganaderos siempre han sido conscientes de que su futuro se decide en Bruselas), ni una convocatoria electoral había cobrado tanta trascendencia. Las movilizaciones del pasado invierno, y las que se han sucedido después, en todo el territorio de la UE son buena muestra del hartazgo del sector agrario y de su profundo rechazo a las desproporcionadas políticas verdes y a la incomprensible política comercial comunitaria de puertas abiertas sin condiciones a producciones de terceros países, que minan la competitividad de los productos europeos.
Desde ASAJA, consideramos esencial un cambio de rumbo urgente que ponga fin a todo este despropósito, como quedó de manifiesto en el debate organizado por ASAJA y celebrado esta misma semana con los candidatos de las fuerzas políticas que concurren a las elecciones. La nueva legislatura europea debe enfocarse desde un punto de vista radicalmente diferente dando prioridad a las que, en opinión de esta Organización, son orientaciones básicas para el futuro inmediato:
- Reforzar la competitividad y rentabilidad del sector agropecuario de la UE y mantener su potencial de producción sostenible, en su tripe vertiente económica, social y medioambiental
- Conciliar la mitigación del cambio climático y la conservación de la naturaleza con la producción alimentaria y fomentar el uso de tecnologías agrícolas avanzadas.
- Promover la soberanía y seguridad alimentaria con el fin de reducir la dependencia de la UE de producciones extracomunitarias y exigir reciprocidad en los acuerdos con terceros países.
- Defender la PAC como base para construir una nueva agricultura y ganadería y favorecer el relevo generacional
- Impulsar la inversión para la modernización del regadío con el objeto de promover un uso mas eficiente del agua e invertir e innovar en las zonas rurales para estimular la creación de empleo y el emprendimiento.
Y todo esto debería llevarse a cabo haciendo una verdadera revisión del presupuesto agrícola; con un Comisario de Agricultura y Zonas Rurales con mando en plaza, es decir, con funciones de vicepresidente de la Comisión Europea; con estudios de impacto sobre cualquier nueva propuesta relacionada con la agricultura y con mucha coherencia entre la política comercial de la UE y sus ambiciones para el mercado interior.
En suma, nos jugamos mucho en esta convocatoria electoral, de cuyos resultados dependerá el porvenir del sector agrario europeo.