Una tesis presentada en la Universidad de Jaén (UJA) por José Manuel Alba, miembro del grupo de investigación de Historia Antigua de la UJA y presente en siete de las ocho campañas arqueológicas llevadas a cabo en Asuán (Egipto), estudia los vestigios de la oleicultura en el Antiguo Egipto. La tesis, dirigida por el profesor Alejandro Jiménez, constituye un estudio multidisciplinar sobre el cultivo y la producción de aceite de oliva en el Antiguo Egipto a través del análisis de las fuentes arqueológicas, artísticas y epigráficas-literarias. Según José Manuel Alba, la idea surgió «porque no existía una monografía con visión multidisciplinar que incluyera de forma combinada tanto la parte etimológica como la arqueobotánica y la referente a los relieves en tumbas y otras escenas de templos. De esta forma, ha dicho Alba, «intentamos conocer el significado y el valor del olivo y del aceite dentro de la Historia del Antiguo Egipto y su contexto en el Mediterráneo».
En su investigación, el autor se ha encontrado principalmente con un problema etimológico y otro arqueobotánico. Y es que en Egipto, hay cerca de 80 términos para referirse al aceite lo que hace «muy difícil» decir con exactitud este término se refiere a este tipo de aceite. «El que yo indico, ‘neheh’, aparece en el Reino Nuevo, en la Dinastía XVIII, aunque algunos egiptólogos no están de acuerdo y lo relacionan con el aceite de sésamo o de moringa», ha explicado José Manuel Alba. En cuanto al aspecto arqueobotánico, el grupo de investigación de la UJA se centró en el análisis de los macrorrestos vegetales, residuos producto de la actividad humana, que ayudan a conocer la sociedad egipcia de la época, así como su dieta o domesticación de las plantas, de otros expertos. «Nos referimos a hojas y ramas, huesos de aceituna, así como maderas y carbones, presentes en los yacimientos», ha contado José Manuel.
En base a su estudio, ha podido describir algunos de los usos que se le daban al olivo y sus derivados. Se sabe que en esa etapa importaban aceite del Próximo Oriente, pero también lo fabricaban para su consumo alimenticio. Además, utilizaban sus ramas y hojas para realizar coronas, collares y guirnaldas que cumplían una función ornamental en ofrendas a los dioses y a los difuntos, y su madera, para objetos de pequeño tamaño y la fabricación de ataúdes.
Sin embargo, para asentar más estos datos, José Manuel Alba ha apostado por disponer de la ayuda de un experto en arqueobotánica que pueda analizar los vestigios hallados en las excavaciones de Qubbet el Hawa y de los que se encuentran distribuidos por distintos museos de Egipto. Así, ha indicado que sería «muy interesante» poder llevar a cabo más análisis carpológicos y antracológicos porque hay muchos ataúdes y objetos de madera situados en muchos museos, de los cuales no se sabe de qué madera están hechos.
Otra labor importante sería hacer arqueología experimental a través de los relieves y de las prensas que utilizaban para intentar saber si verdaderamente funcionaban y cómo lo hacían. Éste será uno de los objetivos de las próximas investigaciones. La tesis, bajo el título ‘La oleicultura en el Antiguo Egipto’ ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude y mención internacional al realizarse en inglés.