Seca de un olivo adulto: la importancia de un buen diagnóstico

Éstos son algunos olivos secos, diseminados en una parcela de de nuestro compañero y técnico Carlos Muñoz. Están ubicados en Santiago de Calatrava. Se empezaron a secar hace dos años aproximadamente y, lo que en  un principio parecía ser verticillium, ha resultado mucho más fácil de erradicar (como ya sabemos, actualmente no existe ningún tratamiento efectivo para la enfermedad).

De hecho, y tras un correcto diagnóstico, se determinó que el mal que había afectado a los  árboles era una plaga de euzophera, por lo que, tal y como explica Carlos Muñoz  “quitando lo seco y tratando con insecticida de acción piretroide, el olivo prospera”.

Aquí tenéis el después

“Cuando detectamos que un olivo se ha secado es importante realizar un correcto diagnóstico, ya que en ocasiones no es necesario el arranque y sustitución de ese olivo con los correspondientes prejuicios de nueva plantación, nuevo crecimiento y los años de pérdida de cosecha que esto conlleva”, indica Muñoz.

“Para diagnosticarlo correctamente es fundamental observar durante un tiempo determinado de qué manera se seca el olivo y el modo en que retoñan los nuevos arrojes. Si  se observa  que estos últimos cuentan con gran vitalidad y no se secan, es cuando nos damos cuenta que puede ser plaga y no enfermedad, por lo que cortamos todo lo seco respetando alguno de los arrojes más derechos y de mayor vitalidad, colocándole su correspondiente protector y realizando los tratamientos oportunos con insecticidas de acción piretroide”, añade.

Por otra parte, al cortar las ramas secas de ese ejemplar adulto observaremos las diversas cárcavas que el guano de la “euzophera pingüis” ha ido desarrollando,  hasta  “anillar” el tránsito normal de savia y produciendo así el decaimiento en la planta y, finalmente, su muerte.

Para Muñoz, cuando no se tiene certeza de qué daño afecta al olivo (porque no se vea claramente o por desconocimiento) se hace indispensable la ayuda de un técnico o un análisis de suelo.

Otro método de diagnóstico en ejemplares jóvenes se observa al quitar los arrojes del tronco o varetas en otoño, ya que el gusano incide  por la parte tierna del brote de la vareta, detectándose serrín al empezar  a hacer la cárcava. Si con una navaja abrimos una pequeña incisión y seguimos la cárcava, daremos con el gusano, como se observa en las fotografías. Si no se corrige la aparición de los gusanos (mediante este método manual o mediante la aplicación de plaguicidas) finalmente la cárcava terminará rodeando la corteza del olivo y secando la planta.

 

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