Síntomas y métodos de control del mosquito del cereal

Las precipitaciones de estas últimas semanas junto al estado fenológico general de primeras hojas desplegadas en el cereal, establecen un periodo crítico para la aparición del mosquito del cereal. El adulto es oscuro, de 3-4 mm, de cabeza aplanada, alas ahumadas y patas largas. Los huevos son alargados, de color naranja, y se disponen alineados con la nervadura en el haz de la hoja. La larva es alargada, transparente y ápoda en su fase móvil. Tras emerger repta por el haz de la hoja, introduciéndose entre la vaina y el tallo, descendiendo hasta encontrar un nudo, donde se alimentarán durante todo su desarrollo. La pupa es de color pardo, ovalada, con extremos apuntados, de unos 4 mm, siendo el momento más característico para identificarla. Esta es la fase de resistencia de la especie, en la que la plaga hiberna, permaneciendo de 20 días hasta 4 años, esperando las condiciones óptimas para continuar con su ciclo biológico.

Son las larvas fijadas en el primer nudo alimentándose de la savia de la planta las que ocasionan los daños. Esta acción debilita el crecimiento y disminuye el peso final de la espiga. Si el número de larvas es elevado provocará la pérdida total de la planta. La presencia de las larvas del mosquito se evidencia por el debilitamiento y amarilleamiento de la planta, la paralización o ralentización del crecimiento, la coloración más oscura de lo normal del tallo y/o por la presencia de una zona abultada en la base de la caña, donde se alojan las larvas.

Los muestreos que se realicen solamente son válidos para la parcela muestreada, aunque resultan indicativos de la situación de la plaga y pueden servir de alerta para el resto de la zona. Es difícil detectar su actividad, por lo que se determinará la existencia de rodales de plantas amarillentas, debilitadas o muertas. Para detectar el daño de la primera generación, principalmente en las siembras más tempranas, se muestreará en otoño y para la segunda generación en primavera. Este consiste en arrancar los tallos desde la base y observar la base de la caña, debajo de las vainas foliares para buscar puparios del insecto.

Detectado el problema, no se recomiendan actuaciones para su control en el cultivo, pero servirán para tomar decisiones para la campaña siguiente, estableciendo medidas preventivas como:

-Enterrado del rastrojo a más de 10 cm de profundidad durante el verano dificulta la emergencia de los adultos. Es preferible retrasar esta labor al máximo, para que las pupas puedan ser presa de sus parasitoides o permanezcan expuestas al calor y la sequedad del verano lo que provoca la muerte de muchas de ellas.

-No sembrar en fechas muy tempranas o tardías

-Las parcelas destinadas a cultivo de cereal deberán estar limpiar de ricios (rebrotes de cereal del año anterior) desde el comienzo del otoño hasta la siembra

-Evitar siembras muy tempranas para evitar las puestas de los adultos emergidos durante el verano

-Realizar rotación con cultivos no huéspedes (colza, girasol, maíz, sorgo, soja, etc)

-Utilizar variedades menos sensibles si las hubiera

Es importante puntualizar que para un correcto control de la plaga es necesario realizar varias de estas prácticas culturales. La ejecución de una sola de ellas no sería suficiente para paliar los efectos del mosquito del trigo.

Dadas las características de la plaga, no es aconsejable realizar aplicaciones insecticidas contra ella, puesto que su eficacia es limitada

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