Situación fitosanitaria de la polilla del olivo

El cultivo del olivar se encuentra actualmente con un estado fenológico dominante a nivel autonómico, diferenciado entre las provincias occidentales, que son las más adelantadas, y las orientales, con un retraso fenológico en algunos casos más acusado, según recoge la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF). Así pues, se observan los estados dominantes “D2″ (Despliegue corola)/”D3” (Corola cambio color) en Cádiz, Sevilla y Huelva; mientras que en Córdoba y Málaga predomina el estado “D1” (Empieza corola), y en Jaén y Granada el estado “C” (Formación de inflorescencia). Por otra parte, el estado fenológico “F” (Floración), es visible solo en algunas parcelas aisladas de las provincias de Huelva, Cádiz, Sevilla y Córdoba. El estado fenológico más adelantado es “G1” (Caída de pétalos), observado en parcelas de variedades tempranas de Sevilla y Cádiz.

Por el momento, y asociado a la fenología del cultivo, la polilla del olivo (Prays oleae), en su generación filófaga, está activa en todas las provincias, siendo su incidencia muy baja. Los valores medios provinciales de presencia de esta generación del prais oscilan entre el 0,1% de brotes afectados con formas vivas, registrado en Cádiz, y el 1,2% detectado en Málaga y Granada.

En cuanto a la incidencia de la generación antófaga, ésta se encuentra iniciando su actividad, con un daño muy bajo e incipiente en las parcelas más adelantadas fenológicamente de casi todas las provincias, con excepción de Granada y Jaén, donde su actividad aún es nula. Podríamos decir que nos encontramos en un periodo de transición entre la generación filófaga y antófaga.

La incidencia actualmente de la generación antófaga es muy baja, en general, destacando la provincia de Cádiz, en donde se ha detectado una media provincial del 4,2% de inflorescencias atacadas con formas vivas; mientras que en las provincias de Sevilla y Córdoba su daño es solo del 0,7%, siendo Málaga donde se registra menor actividad de esta generación del prais, con solo un 0,2% de inflorescencias atacadas con formas vivas. Hay que recordar que la generación antófaga debe ser vigilada principalmente en aquellas plantaciones más adelantadas fenológicamente o en aquellas otras plantaciones que, por su escaso porcentaje de inflorescencias, puede provocar daños muy importantes en las mismas, viéndose mermada considerablemente la producción del cultivo. Hay que intervenir químicamente contra esta generación del prais cuando se prevea que la cosecha vaya a ser corta y se compruebe presencia importante de formas vivas de este insecto (larvas o huevos viables) afectando a las inflorescencias. Esto ocurre si el número medio de inflorescencias por brote es menor de 10 y hay menos del 20% de flores fértiles (con ovario); además se debe confirmar la presencia de, al menos, un 5% de inflorescencias atacadas, con presencia de formas vivas del prais.

En cuanto a la curva de vuelo de adultos, se encuentra en aumento en casi todas las provincias, excepto en Huelva que baja, lo que indica que nos encontramos iniciando el vuelo de adultos, que están dando lugar a las puestas y larvas de la generación antófaga. En Huelva el descenso de los adultos nos indica que se está en plena generación antófaga. En cuanto a los valores de capturas de adultos registrados, destacan las provincias de Málaga y Sevilla, con unas medias provinciales de 16 y 14,6 adultos/trampa y día, respectivamente. Le siguen Jaén y Huelva, con unas medias respectivas de 4,6 y 3,6 adultos/trampa y día. Granada es la que registra un menor valor de capturas de adultos de esta plaga, con tan solo 0,8 adultos/trampa y día.

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