Iniciativa contra los alimentos sintéticos

La fabricación de alimentos en laboratorios constituye una peligrosa deriva que pone en riesgo el futuro de nuestras granjas y de toda la cadena alimentaria. El objetivo de esta iniciativa es promover una ley que prohíba la producción, el uso y la comercialización de ‘alimentos sintéticos’ en España, desde la proteína producida en laboratorio hasta las bebidas ‘sin vacas’ y el ‘pescado que no se pesca’. Estos productos podrían inundar el mercado europeo impulsados por multinacionales y gigantes tecnológicosItalia ya ha sentado un precedente en la lucha contra los alimentos fabricados en laboratorios, recogiendo 350 mil firmas a través de la movilización de Coldiretti para promover la ley que prohíbe su producción, uso y comercialización en Italia, después de haber publicado una encuesta en la que el 84 % de los italianos se declaran en contra de la idea de alimentos producidos en laboratorio como reemplazo de los producidos por el sector primario. Así pues, el 28 de marzo, el Consejo de ministros italiano aprobó un proyecto de ley que prohíbe la producción y el comercio en Italia de alimentos como la proteína fabricada en laboratorio. De manera similar, Italia ha presentado un proyecto de ley a la Comisión Europea con el objetivo de prohibir la producción y comercialización de proteínas a base de células, así como la venta de análogos cárnicos que se etiqueten con nombres legales, comunes y descriptivos que se refieran a carne o productos hechos principalmente de carne. 

Por su parte, el Gobierno francés de Emmanuel Macron introdujo en 2023 un decreto que prohíbe el uso de términos cárnicos en la etiqueta de productos elaborados a base de ingredientes vegetales. Esta medida, que incluye palabras como ‘filete’, ‘jamón’ y ‘escalope’, así como restricciones en términos como ‘bacon‘ y ‘morcilla’, marca otro paso en la batalla semántica y comercial entre el sector de la carne y las alternativas vegetales en Francia. 

De hecho, las primeras solicitudes de autorización de comercialización que involucran a la EFSA y la Comisión de la UE podrían presentarse a nivel de la UE a principios de 2023, mientras que para la primera mitad de 2023 los primeros productos sintéticos podrían ingresar al mercado en los EE.UU. 

Esta peligrosa tendencia de alimentos creados en laboratorios comenzó con la carne falsa de la empresa estadounidense Beyond Meat y está respaldada por importantes campañas de marketing que tienden a ocultar los colosales intereses comerciales y especulativos en juego, promoviendo el mito de una mayor sostenibilidad en comparación con los modelos tradicionales de la agricultura y la pesca. 

Las inversiones en el campo de los alimentos sintéticos están creciendo fuertemente y son apoyadas por varios protagonistas del sector de alta tecnología y finanzas a nivel mundial, desde Bill Gates (fundador de Microsoft) hasta Eric Schmidt (cofundador de Google), de Peter Thiel (cofundador de PayPal) a Marc Andreessen (fundador de Netscape), de Jerry Yang (cofundador de Yahoo!) a Vinod Khosla (Sun Microsystems). El ejemplo más llamativo es el de la proteína artificial, donde se invirtieron 366 millones de dólares solo en 2020, con un crecimiento del 6000% en 5 años. 

En España, el Gobierno vasco ha destinado este año casi tres millones de euros para la instalación de un laboratorio de ‘carne in vitro’ en San Sebastián, con planes de abrir sus puertas en 2024. Esto se anunció el pasado 18 de abril en el Boletín Oficial del País Vasco. Cabe mencionar que este laboratorio, BioTech Foods, está financiado por el gigante brasileño JBS, uno de los mayores promotores sudamericanos del modelo de macrogranjas y que ha sido demandado por presunta explotación de trabajadores del sector avícola. 

Además, la falta de transparencia es evidente en la industria de la alimentación sintética, ya que se niegan a exponer públicamente sus laboratorios, alegando “para no mostrar ningún secreto industrial”, mientras que las explotaciones agrarias son examinadas continuamente por autoridades y son visitadas por consumidores. 

Estas empresas inducen a la confusión con la terminología, defendiendo, por ejemplo, que el 60% de la carne consumida son preparados cárnicos, como hamburguesas, albóndigas, salchichas y nuggets, e incluyen sus productos sintéticos fabricados en laboratorio como simplemente un preparado cárnico más, al mismo nivel que una albóndiga, que, por definición, es de carne o pescado. En particular, el chef José Andrés, quien paradójicamente ha liderado la campaña del Gobierno de España ‘El país más rico del mundo’, con el objetivo de ‘que el consumidor sienta la grandeza y la diversidad de nuestros productos’ y es definido por el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) como ‘una persona comprometida, con un gran respeto por nuestra cocina y amor por nuestro producto’. 

Por último, resulta igualmente incoherente que la industria de las proteínas cultivadas en laboratorio sea aplaudida por el uso de nuevas técnicas de edición genética (NGT), mientras que el sector agrario y ASAJA llevan años abogando por su uso como una solución segura y sostenible, recibiendo rechazo y críticas constantes. 

  

En cuanto a la proteína fabricada en laboratorio, existen realidades que son ocultadas:

 – No salva a los animales porque se fabrica con sangre de fetos de vaca. 

– No salva al medio ambiente porque consume más agua y energía que muchas granjas tradicionales. 

– No ayuda a la salud porque no hay garantía de que los productos químicos utilizados sean seguros para el consumo alimentario. 

– No es accesible para todo el que quiera producirla porque se necesita un biorreactor para fabricarla, lo cual aumenta el precio final. 

– Ni siquiera es carne, sino un producto sintético y de ingeniería. 

– No se trata solo de ‘carne de probeta’; la empresa Remilk también tiene planes de abrir una fábrica química en Dinamarca para la producción de leche sintética fabricada en el laboratorio sin la necesidad de vacas. En Alemania, se trabaja en la producción de palitos de pescado cultivados in vitro, a pesar de que nunca han estado en el mar. 

– Las empresas promotoras inducen a error a los consumidores con terminología inapropiada (‘carne cultivada’, ‘leche vegetal’, ‘pescado vegano’).” 

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