Mantenimiento postcosecha del almendro

Una vez finalizada la recolección de la almendra y antes de iniciar las labores de poda, es recomendable, según nos recuerdan desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF), llevar a cabo una serie de tareas de mantenimiento orientadas a favorecer la recuperación del árbol y su correcta preparación para el reposo invernal. Entre ellas destacan la fertilización otoñal y el riego postcosecha (en caso de disponer de sistema de riego).

Fertilización otoñal

Durante el otoño, la aplicación de determinados nutrientes resulta clave para la acumulación de reservas y el adecuado desarrollo de la campaña siguiente. Se recomienda prestar especial atención a los microelementos, entre ellos:

-Boro (B): Elemento esencial en el proceso de floración y cuajado de frutos. Su deficiencia puede comprometer la formación de flores viables y, por tanto, el rendimiento de la próxima cosecha

-Zinc (Zn): Favorece la síntesis de auxinas y estimula un crecimiento equilibrado. Su aporte, especialmente en combinación con boro, contribuye a una floración más uniforme y a un mejor cuajado

-Azufre (S): Participa en la síntesis de clorofila y en el metabolismo de las proteínas, contribuyendo a mantener la actividad fotosintética en el periodo final del ciclo vegetativo

Asimismo, la aplicación de tratamientos cúpricos en este momento del año puede resultar beneficiosa para la sanidad del árbol, actuando como medida preventiva frente a enfermedades fúngicas de origen aéreo como el cribado (Coryneum beijerinckii/Stigmina carpophila), moniliosis (Monilia laxa, M. fructigena, M. fructicola), mancha ocre (Polystigma ochraceum) o abolladura (Taphrina deformans). Estos tratamientos contribuyen a reducir la carga de inóculo y protegen los tejidos frente a posibles infecciones en los puntos de abscisión foliar, favoreciendo un arranque sanitario óptimo en la siguiente campaña

 

Riego postcosecha

El riego tras la cosecha resulta fundamental para mantener la actividad fisiológica de las hojas hasta su caída natural. Esta práctica permite que los nutrientes movilizados por la fertilización sean asimilados y trasladados hacia los órganos de reserva, lo cual repercute, lo cual repercute directamente en una floración más vigorosa y homogénea en la siguiente temporada

 

Poda invernal

Una vez que el árbol ha perdido completamente la hoja, se debe proceder a la poda invernal, destinada a eliminar ramas secas, enfermas o mal orientadas, y a mantener una estructura equilibrada que favorezca la aireación y la penetración de la luz.

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