Riesgo de enfermedades fúngicas en épocas de lluvia

Como consecuencia de las precipitaciones que se están registrando y la previsión de lluvia y temperaturas suaves en la comunidad para los próximos días, según la AEMET, desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía prevén que las enfermedades que afectan normalmente a los cultivos agrícolas se ven favorecidas por estos condicionantes meteorológicos. Los hongos más comunes que nos podemos encontrar dentro de unos días parasitando nuestros campos de cultivo, por las condiciones óptimas que se están produciendo para su establecimiento y desarrollo, son los siguientes:

Aguado (Phytophtora spp). La incidencia de esta enfermedad en cítricos está ligada a factores meteorológicos. Elevadas y frecuentes precipitaciones junto a temperaturas templadas favorecen su inicio y desarrollo. Especial atención, por tanto, a las precipitaciones previstas. El estado de madurez es otro factor a tener en cuenta, siendo los frutos más susceptibles aquellos en envero y maduración, especialmente los situados en las faldas de los árboles, más cercanos al suelo donde los hongos causantes del aguado viven de forma saprofítica. Por todo ello, es importante tener en cuenta en esta época del año tanto la meteorología registrada como la previsión de lluvias de cara a tomar las medidas oportunas.

En cuanto a las preventivas, si no se hubieran tomado estas a tiempo, se recomienda llevarlas a cabo dentro de las 48 horas siguientes al cese de las lluvias. Como medida profiláctica habrá que evitar que las ramas bajas toquen o se aproximen al suelo a medida que vayan adquiriendo peso, ya que las salpicaduras producidas por la lluvia arrastran hasta los frutos de los gérmenes infectivos.

Alternaria (Alternaria alternata citri) o mancha marrón del mandarino, es una enfermedad para la que la lluvia y/o una humedad relativa alta y temperaturas cálidas favorecen su desarrollo en variedades Fortuna, Murcott, Nova y Tangelo Minneola. Se recomienda prestar especial atención a las precipitaciones previstas.

Las prácticas preventivas aconsejadas son mantener los árboles podados de forma que se facilite una buena aireación, calles limpias de restos de material que pudiera favorecer la proliferación del hongo y controlar el vigor del cultivo, evitando entradas en brotación extemporáneas que suministren material sensible a los ataques del hongo.

Cercospora (Cercospora beticola). Este parásito se desarrolla preferentemente en las hojas de remolacha azucarera, atacando con más intensidad a las externas. Las condiciones óptimas para la germinación de las conídias son temperaturas de entre 25 y 30ºC, y una humedad relativa superior al 95%, que puede provenir de una lluvia, del rocío o del riego. En estas condiciones bastan unas pocas horas, de seis a ocho, para que germine el 90% de las conidias, por encima de 35ºC y por debajo de 13ºC no germina, con cualquiera que sea la humedad ambiente.

Oídio (Erysiphe betae) en remolacha azucarera. Detectándose por lo general, en estos momentos, niveles bajos. En condiciones favorables, este hongo puede desarrollarse rápidamente, aunque evoluciona normalmente en fechas posteriores a la cercospora. Germinan en condiciones de humedad mayores del 70% y con temperaturas próximas a 21ºC. El agua de lluvia y los riegos por aspersión no les son favorables, ya que éstos producen el lavado del micelio.

Mildiu (Plasmophara viticola). Hay que estar muy atentos en las parcelas una vez que el viñedo presenta pámpanos con más de 10 cm de longitud y las temperaturas medias superan los 10ºC. En el caso de registrarse lluvias que superen los 10 l/m2 se elevaría el riesgo de inicio y su desarrollo hasta el nivel alto.

Se recomienda tomar las medidas oportunas para prevenir y/o curar daños por mildiu cuando se vayan a dar o se den las condiciones meteorológicas favorables.

El daño de las infecciones secundarias es el más importante, sin lugar a dudas (en el periodo floración-cuajado), pero conviene controlar desde el principio las primarias para evitar que se extienda la enfermedad. Por ello, para planificar una correcta protección del cultivo es fundamental la detección de las primeras manchas, e informar de ello con la mayor celeridad para que los viticultores puedan tomas las medidas oportunas, en caso necesario.

Oídio (Uncicula necator). Sobre esta enfermedad en vid se recomienda prestar especial atención cuando se registran temperaturas máximas suaves-altas y una humedad relativa moderada, pudiendo coincidir estas en noches frescas. Se aconseja vigilar las variedades y zonas próximas al estado de floración, y posteriormente, en caso de ser necesario, durante el cuajado; finalmente antes del cerramiento de racimos, ya que en este periodo hay una alta sensibilidad a la infección de este hongo.

Las estrategias y medios de lucha contra el oídio son los de emplear la poda en verde para aumentar la aireación y el control químico. Es importante, en este último caso, alternar diferentes productos sistémicos para evitar resistencias.

Se recomienda continuar muestreando las parcelas y tomar las medidas más adecuadas para su prevención y/o curación, sobre todo en el estado fenológico actual de “k” (grano tamaño guisante), seguida de “J” (cuajado o caída de capuchones florales).

Mildiu de las cucurbitáceas (Pseudoperonospora cubensis). Es una enfermedad de climas áridos y húmedos que se desarrolla tanto en cultivos protegidos como al aire libre, siendo en invernadero donde se encuentra el microclima más adecuado para su desarrollo. Las condiciones climáticas óptimas para su desarrollo son temperaturas suaves y humedades muy altas. La presencia de agua libre sobre las hojas es imprescindible para la infección. Temperaturas inferiores a 5ºC o superiores a 35ºC detienen su desarrollo. Las esporas son dispersadas muy fácilmente por el viento, las corrientes de aire, las salpicaduras de agua y escorrentías consecutivas a fuertes lluvias o riesgos por aspersión. Por contaminaciones sucesivas, el mildiu puede generalizarse en grandes superficies a partir de una zona de producción que actúa como foco.

Repilo (Fusicladium oleagineum). Los síntomas sobre las hojas aparecen especialmente en parcelas donde el terreno retiene más la humedad del suelo ya que esta circunstancia favorece su desarrollo, principalmente en aquellos lugares como arroyos, cañadas y zonas de umbría, en los que es fácil que se produzca la condensación de agua en la hoja. Para la germinación del hongo se necesita agua libre sobre la conidia (elemento reproductor del hongo) y sobre la zona de penetración en el tejido receptor (normalmente la hoja), así como temperaturas comprendidas entre 8 y 24ºC, con óptimo de 20ºC.

Durante el mes de mayo se está realizando un muestreo puntual en todas las Estaciones de Control Biológico detectando presencia en más de la mitad de las parcelas muestreadas en las zonas olivareras, pero aún con valores bajos.

Repilo plomizo (Pseudocercospora cladosporioides). Las situaciones meteorológicas que favorecen su desarrollo son las de alta humedad relativa y temperaturas entre 5 y 30ºC. Los tratamientos preventivos contra el repilo también lo son contra esta enfermedad.

Cribado (Coryneum beijerinckii/Stigmia carpophila). En almendro, donde generalmente en todas las provincias se encuentra en estado “J” (fruto desarrollado), debido a la presencia de lluvias durante estos días, sería aconsejable estar atentos al seguimiento de esta enfermedad. Se recuerda que la estrategia de lucha contra esta enfermedad es preventiva, cuando las condiciones ambientales son favorables para ella, con temperaturas suaves y humedad relativa alta. La arboleda debe estar protegida desde el inicio de la brotación, en los estados fenológicos C/D hasta el cuajado del fruto.

La destrucción de restos vegetales afectados, podas adecuadas que permitan una correcta aireación y el uso racional de abono nitrogenado son medidas culturales que ayudan a su prevención.

Lepra o abolladura (Taphrina deformans), en el cultivo del almendro, es conveniente estar atentos en estos momentos a su seguimiento, ya que, con las últimas precipitaciones registradas, en breve se harán más patentes los síntomas, con temperaturas suaves y humedad relativa alta. La arboleda debe estar protegida desde el inicio de la brotación, en los estados fenológicos C/D hasta el cuajado del fruto.

Hay que tener especial cuidado con las variedades que vegetan más, como Antoñeta y Guara; son más sensibles a esta enfermedad porque en el interior del follaje se crean más fácilmente las condiciones de humedad y temperatura favorables para el hongo.

 

Se recuerda que la mejor estrategia contra las enfermedades, al contrario que con las plagas, es preventiva. Hay que actuar cuando la planta sea sensible y se den las condiciones meteorológicas adecuadas para que se puedan desarrollar, siempre priorizando las medidas de prevención y/o culturales, pudiendo ser alternativas al control químico.

Antes de realizar cualquier control fitosanitario debemos de consultar al asesor de nuestra asociación o cooperativa para asegurar el éxito de nuestra intervención, además al realizar cualquier tipo de tratamiento químico debemos atender a las indicaciones del técnico asesor, así como la información reflejada en la etiqueta de los productos fitosanitarios a utilizar, respetando los plazos de seguridad que marcan los fabricantes de estos productos.

 

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