Situación fitosanitaria de la mosca del olivo

La fenología actual del olivar, en las provincias más orientales de Andalucía, se encuentra según la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF) entre entre G1 (caída de pétalos) y G2 (fruto cuajado); mientras que en las provincias occidentales (Huelva, Sevilla, Córdoba y Cádiz) los estados fenológicos dominantes son actualmente G2 y H (endurecimiento del hueso). En las provincias occidentales los frutos se encuentran más desarrolladas, y, por tanto, más expuestas al ataque de la mosca del olivo, por lo que se han instalado trampas para su seguimiento.

Los principales parámetros que se utilizan para el seguimiento de esta plaga son:

-Número de capturas de adultos, en mosqueros mac-phail y placas cromotrópicas

-Porcentaje de aceituna picada: % de aceitunas con picada (picada total) y % de aceitunas picadas con formas vivas (picada viva).

Por el momento, las poblaciones de adultos son reducidas en la mayoría de las provincias. Destacan, en placas cromotrópicas, Huelva y Sevilla, con 1,3 y 1,1 adultos/placa y día, respectivamente. Mientras que, en mosqueros, las provincias con mayores valores de capturas de adultos son Sevilla y Cádiz, con 3 y 2,2 moscas/mosquero y día, respectivamente.

En cuanto a los daños en fruto, en los últimos días se observan las primeras aceitunas picadas por mosca, la mayoría no viables, en las provincias de Sevilla y Cádiz.

Con estos datos, se aconseja vigilar el cultivo, principalmente, aquellas variedades de aceituna de mesa, o aquellas otras que se encuentren más adelantadas. Se recomienda seguir la evolución de esta plaga, tanto cuantificando las poblaciones de adultos en trampas, como la incidencia de estos sobre las aceitunas, mediante la realización de muestreos semanales de frutos. Es conveniente saber que, geográficamente, hay menor incidencia de mosca del olivo en las zonas costeras que en las de interior, y campiña más que en sierra.

Es importante recordar también que esta plaga interrumpe su desarrollo con temperaturas inferiores a los 6ºC y superiores a los 35, y que su rango óptimo de temperaturas está entre 20 y 25º. En verano, el mantenimiento de las temperaturas por debajo de los 36ºC resulta fundamental para el desarrollo de las puestas de mosca y para su propia integridad. Una humedad relativa elevada favorece la incidencia de la plaga. En verano, las altas temperaturas combinadas con una baja humedad relativa desecan huevos y larvas, lo que provoca la muerte de los mismos.

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