La resiliencia del sector agrícola de la UE se ha puesto a prueba en los últimos dos años. Además de las interrupciones comerciales y el aumento de los precios de las materias primas causados por la recuperación posterior a la COVID-19, la invasión rusa de Ucrania llevó a precios aún más altos de insumos y energía. Como resultado, la inflación de los alimentos se disparó y el comercio se vio aún más perturbado. Además, el cambio climático está provocando fenómenos meteorológicos adversos y extremos más frecuentes y brotes de enfermedades animales. A la luz de estas perturbaciones, combinadas con cambios en las tendencias de consumo, el análisis presentado en el informe de perspectivas prevé una desaceleración en el crecimiento de la producción de los principales sectores agrícolas de la UE, según recoge la Oleorevista. En el conjunto dado de supuestos considerados, se espera que la producción de algunos cultivos se estanque o incluso disminuya ligeramente, mientras que la producción de leche y carne disminuiría.
El análisis de las perspectivas a mediano plazo analiza la producción, el consumo y el comercio en los sectores de cultivos herbáceos, leche y productos lácteos y carne, además de los ingresos agrícolas.
También incluye un enfoque especial en la seguridad alimentaria y presenta un análisis de escenarios sobre eventos climáticos extremos y otro sobre densidades ganaderas más bajas en la UE. El informe cubre el período hasta 2032 y refleja las políticas agrícolas y comerciales vigentes en noviembre de 2022.
Demanda de oleaginosas
La demanda de los aceites vegetales, según la UE, sufrirá un descenso de un promedio de 2,1 millones de toneladas en 2020/2022, a 21,2 millones de toneladas en 2032 al ser sustituidas por otro tipo de aceites y debido a la disminución de la demanda de diesel. Y en cuanto a su consumo a nivel alimentación, se espera que aumente ligeramente un 2,9 % (frente a 10,3 millones de toneladas en 2020/2022 a 10,6 millones de toneladas en 2032).
Sin embargo, los esfuerzos por reducir el uso de aceite de palma, por otro tipo de aceites vegetales para alimentación provocará un cambio de tendencia en otros aceites como el aceite de colza con un incremento del 12.6%, un 27,5 % para el aceite de girasol, y un descenso del 23,5 % para el aceite de soja y un 35,7 % para el aceite de palma.
Aceite de oliva
Para el sector del aceite de oliva, la UE prevé una progresiva sustitución de otros aceites por el aceite de oliva en el consumo de alimentos, particularmente fuera de las principales zonas productoras de países, impulsados por la imagen saludable que tiene, y su creciente popularidad de las diversas cocinas mediterráneas.
Además, esta tendencia podrá contribuir a la disminución de la demanda de aceites vegetales y afectar el consumo de mantequilla, especialmente en cocina casera y servicios de comida.