Poner a disposición de los agricultores un sistema de previsión para conocer con antelación el tamaño de la cosecha de aceituna que les permita rediseñar las prácticas agronómicas a adoptar. Este es el objetivo de la investigación realizada por ENEA con el Cnr y la Universidad de California en Berkeley (Estados Unidos), según recoge la OleoRevista, bajo el título «Climate stressors modulate interannual olive yield at province level in Italy: A composite index approach to support crop management», que identificó los principales factores de estrés climático estacional responsables de las malas cosechas. Los resultados de la investigación, basados en datos de 66 provincias italianas de 2006 a 2020, se publicaron en la revista Journal Agronomy and Crop Science.
Identificar factores de estrés climático
“Nuestro análisis ha demostrado que se han producido niveles de cosecha excepcionalmente bajos con mayor frecuencia desde 2014 junto con inviernos relativamente cálidos . Esto sucede porque el período de reposo estacional de la planta se acorta cada vez más, alterando su ciclo de vida y, en consecuencia, la floración y la polinización», explica Luigi Ponti, investigador del Laboratorio ENEA de Sostenibilidad, Calidad y Seguridad de la Producción Agroalimentaria y coautor del El estudio junto con Arianna Di Paola, Edmondo Di Giuseppe y Massimiliano Pasqui del Cnr y con Andrew Paul Gutiérrez (Universidad de California en Berkeley).
El trabajo utilizó datos de uso de la tierra de alta resolución (hasta 300 metros) y 23 variables climáticas que les permitió desarrollar un índice de pronóstico tres veces más preciso que las variables tomadas individualmente.
Además de la sequía estival, el estudio muestra que la principal causa de la disminución de las cosechas se debe a los veranos húmedos y frescos , porque favorecen la propagación de las hembras de la mosca del olivo , del mismo modo que las temperaturas invernales más suaves reducen la mortalidad de las pupas de este parásito resultando en un mayor riesgo de epidemias para la siguiente temporada.
Cómo indica Ponti, “Los cambios en las características del suelo pueden alterar la estabilidad del rendimiento, pero son un proceso lento. Por el contrario, los factores estresantes climáticos estacionales pueden tener un impacto rápido y significativo en el rendimiento de los cultivos y en los costos del control de plagas. Por lo tanto, es fundamental desarrollar metodologías innovadoras para ayudar al sector agrícola a lograr una producción alta y estable».
El estudio contó con el apoyo de dos proyectos ENEA liderados científicamente y de importancia nacional e internacional, Tebaka y MED-GOLD, cuyo objetivo es apoyar los sistemas agroalimentarios del olivo, la vid y el trigo, parte del patrimonio mundial de la UNESCO. Dieta mediterránea.