Riesgo de enfermedades fúngicas tras las lluvias

Dadas las precipitaciones que se han desarrollado en las últimas semanas en la comunidad, y teniendo en cuenta que las temperaturas se van a mantener suaves, desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF) alertan de que es de prever que las enfermedades que afectan normalmente a los cultivos agrícolas se vean favorecidas por estos condicionantes metereológicos. Los hongos más comunes que podemos encontrar en unos días parasitando nuestros campos de cultivo, así como las condiciones óptimas para su establecimiento o desarrollo, son los siguientes:

Repilo: Enfermedad muy común en los olivares cultivados y silvestres (acebuche). La germinación de las conidias y el establecimiento de la infección requieren agua libre, procedente de lluvia, rocío o nieblas. La infección se produce entre 8 y 24ºC, con un óptimo próximo a 15ºC. En Andalucía puede haber hasta 4 ciclos de la enfermedad en un año. Con las últimas lluvias de la primavera se producen las últimas infecciones, las cuales quedan latentes durante el verano (repilo incubado), reactivándose al final del verano, y reanudándose los ciclos de infección en otoño-invierno.

Aguado: ESta enfermedad la podemos encontrar en los cítricos, en los frutos maduros o en envero que están más cerca del suelo, siendo necesario para su desarrollo presencia de agua libre y unas temperaturas de entre 18 y 24º.

Alternaria: La alternaria, o mancha marrón del mandarino, es una enfermedad para la que la lluvia y/o una humedad relativa alta y temperaturas cálidas son elementos que favorecen su desarrollo en las variedades Fortuna, Murcott, Nova y Tangelo minneola.

Botritis: Es un hongo saprofito que provoca grandes daños en numerosos cultivos (fresas, hortícolas, etc). Cuando los días son cortos, la luminosidad es escasa y las temperaturas son del orden de 15-20ºC, las plantas pueden sufrir graves daños. La botritis precisa de materia orgánica muerta para poder iniciar la invasión de las partes vivas de la planta.

Cercospora: Este parásito se desarrolla preferentemente en las hojas de remolacha, atacando con más intensidad a las externas. Las condiciones óptimas para la germinación de las conídias son temperaturas entre 25 y 30ºC, y una humedad relativa superior al 95%. Esta humedad puede provenir de una lluvia, del rocío o del riego. En estas condiciones bastan unas pocas horas, de seis a ocho, para que germine el 90% de las conidias. Por encima de 35ºC y por debajo de 13ºC no germina ninguna conidia, cualquiera que sea la humedad ambiente.

Mildiu de las cucurbitáceas: Es una enfermedad de climas áridos y húmedos que se desarrolla tanto en cultivos protegidos como al aire libre, siendo en invernadero donde se encuentra el microclima más adecuado para su desarrollo. Las condiciones climáticas óptimas para su desarrollo son temperaturas suaves (15 a 25ºC) y humedades muy altas (80-90%). La presencia de agua libre sobre las hojas es imprescindible para la infección. Temperaturas inferiores a 5ºC o superiores a 35ºC detienen su desarrollo. Las esporas son dispersadas muy fácilmente por el viento, las corrientes de aire, las salpicaduras de agua y escorrentías consecutivas a fuertes lluvias o riegos por aspersión. El viento cálido y húmedo asegura el transporte de las esporas a largas distancias. Gracias a contaminaciones sucesivas el mildiu puede generalizarse en grandes superficies a partir de una zona de producción que actúa como foco.

Podredumbre de cuello y raíz: Ataca a numerosos cultivos hortícolas, además de fresa y cítricos, provocando diferentes síntomas dependiendo de la especie del hospedante. La aparición de esta enfermedad se ve favorecida por la humedad del suelo elevada y por temperaturas comprendidas entre los 15 y los 26ºC. El hongo puede ser transportado por el agua de riego. En el estado de pántula, produce una muerte total de la planta, mientras que en plantas adultas se puede observar una podredumbre en la raíz y en el cuello de éstas.

Septoria: Estos hongos son los causantes de una de las enfermedades más importantes del trigo en el mundo; observándose también en cebada, centeno y triticale. El inóculo primario se puede encontrar en los rastrojos o restos vegetales del cultivo anterior ya infectado, o por dispersión del viento. El clima fresco (10-15ºC) y prolongadamente húmedo y nublado favorece el desarrollo de esta enfermedad. La formación de picnidios en ambas especies se produce en un rango de 7 a 34ºC, con un óptimo de 18 a 22ºC. Para la liberación de las conidias se precisa agua libre o humedades relativas entre 90-100%. Así, el período infeccioso oscila entre 2,5 días (26ºC) y 17 días (7ºC), no liberándose conidias o escasamente por debajo del 90% de humedad relativa.

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