¿Qué plagas amenazaron al olivar en la última campaña?

«La campaña 2020/2021 del olivar se caracterizó, en sus inicios, por una actividad vegetativa encuadrada dentro de la normalidad del cultivo, si bien, se vio dificultada por la falta de precipitaciones en el mes de marzo, lo que redujo el vigor de las plantaciones olivareras», según explica la Red de Alertas e Información Fitosanitaria en el «Boletín Fitosanitario Final de la Campaña 2021 del Olivar» y recoge Agrónoma. Por los valores registrados, destacaron las provincias de Sevilla, Granada y Córdoba con un valor medio provincial de 11’50, 9 y 8’90 inflorescencias por brote, respectivamente. Por otra parte, Huelva y Jaén, con 7 y 8’10 inflorescencias por brote, respectivamente, fueron las provincias con el índice «más bajo», afirma la RAIF. No obstante, las frecuentes lluvias registradas durante el mes de abril y que se volvieron a repetir a mediados de mayo, favorecieron el desarrollo de inflorescencias con una buena fertilidad de las flores y que repercutió posteriormente en el cuajado de frutos.

Desde el punto de vista meteorológico, los factores que marcaron la citada campaña fueron «las escasas precipitaciones caídas durante el invierno, principalmente durante el mes de marzo, mes este muy importante para preparar al arbolado para su entrada en brotación, las lluvias de abril ayudaron en parte a asegurar las inflorescencias y con el paso de frentes nubosos en la primera mitad de mayo al cuajado de los frutos. Los meses estivales se han caracterizado por la ausencia de lluvias y las suaves temperaturas registradas en el mes de julio que, en cierto modo, evitó una perdida excesiva de humedad del suelo», recoge Agrónoma.

 

Desarrollo de los frutos

En agosto la entrada de una ola de calor registrada a mediados del mes, repercutió negativamente en el desarrollo de los frutos, observándose los primeros frutos arrugados e incluso hojas abarquilladas por la falta de humedad en el suelo a finales de agosto en algunas áreas de cultivo de la mayoría de las provincias.

En referencia a la precipitación acumulada durante el año agrícola 2020-2021, ha sido escasa respecto a pasadas campañas, siendo inferior en todas las provincias a las registradas en la campaña 2019/20; Cádiz 382 l/mt2 (471 l/mt2 el año anterior), Córdoba 450 l/mt2 (590 l/mt2 el año anterior), Granada 361 l/mt2 (438 l/mt2 el año anterior), Huelva 385 l/mt2 (410 l/mt2 el año anterior), Jaén 410 l/mt2, (550’32 l/mt2 el año anterior), Málaga 389 l/mt2, (454 l/mt2 el año anterior) y Sevilla 373 l/mt2, (450 l/mt2 el año anterior).

Con estas condiciones ambientales que se han registrado, «el desarrollo vegetativo se ha comportado de una manera dispar respecto a la pasada campaña y según el momento fenológico del cultivo, favoreciendo un cierto retraso vegetativo y según áreas de cultivo y provincias podían alcanzar en torno a los 7-10 días en la aparición de las primeras inflorescencias, alrededor de los siete días de adelanto en el momento de plena floración en algunas provincias como Huelva y Sevilla, mientras que, en Córdoba y Jaén registran un retraso en torno a los siete días», asevera la Red de Alertas e Información Fitosanitaria.

Por otra parte, en la aparición de los primeros frutos con envero-amarilleo se produjo un adelanto de alrededor de 10-15 días en Huelva, Cádiz y Sevilla, mientras que, en el resto de provincias se registró en fechas similares a las registradas la pasada campaña. En referencia al desarrollo vegetativo del cultivo en los primeros estadios, las provincias más adelantadas han sido Huelva, Sevilla y Cádiz, siendo Granada, Jaén y Málaga las que han evolucionado «más lentamente», mientras que Córdoba se posiciona en la transición de ambos grupos.

La presencia del estado «C» (formación inflorescencias) como dominante en el cultivo, se registra en la primera decena de marzo en Huelva, a mediados de marzo en Málaga y Sevilla, como provincias más adelantadas, a finales de marzo en Cádiz y Córdoba, mientras que, en Jaén se produce a primeros de abril, siendo Granada la más atrasada, apreciándose este estado la segunda semana de abril.

El estado «F» (Floración), como dominante se detecta en las provincias más adelantadas a mediados de abril en Huelva y Sevilla, en la primera decena de mayo se produce en Cádiz, Córdoba y Málaga, a mediados de mayo en Jaén, mientras que, en Granada se produce a finales de mayo. La presencia de «H» (Endurecimiento de hueso), como estado dominante se produce a primeros de julio en las provincias de Huelva, Málaga y Córdoba, a mediados de julio en Cádiz y Sevilla, en Jaén se observa a finales de julio, mientras que, en Granada se produce a primeros de agosto.

En cuanto al estado «I1» (Envero-amarilleo), como dominante se observó su presencia a finales de agosto en Huelva y Sevilla, a mediados de septiembre en Cádiz, en la primera decena de octubre en Córdoba y Jaén, mientras que en Granada y Málaga se apreció a mediados de octubre.

 

Recolección y plagas

En cuanto a la recolección del cultivo, esta comienza en la segunda mitad de septiembre en aquellos olivares de aceituna de mesa de la provincia de Sevilla, continuando con Huelva y Córdoba y finalizando a mediados de noviembre en las últimas parcelas de la provincia de Sevilla. Por lo que respecta, a la aceituna de almazara el inicio de la recolección, se produce en la segunda mitad de octubre en Sevilla y Huelva, y a lo largo del mes de noviembre en el resto de provincias, comenzando por Córdoba y Jaén.

Respecto a las plagas, desde la Junta señalan que la incidencia de la mosca del olivo sobre el cultivo ha sido inferior en la mayoría de las provincias respecto a la campaña pasada (la 2019/20), a excepción de Cádiz en donde se ha alcanzado valores superiores, en gran parte motivada por las altas temperaturas alcanzadas a mediados de agosto con la ola de calor registrada, que dificulto la biología de este insecto y por tanto su actividad.

De igual modo, «la incidencia de la polilla del olivo en Andalucía ha sido muy inferior a la campaña anterior, no generando mermas en el desarrollo vegetativo del cultivo», explica la RAIF.

En este contexto, hay que destacar que la cochinilla de la tizne, que tradicionalmente ha provocado daños de diversa cuantía en el olivar andaluz, con los años ha ido reduciendo su actividad. Así, durante la campaña 2020/21 su incidencia «nuevamente ha sido escasa a nivel de la comunidad autónoma, siendo inferior su presencia a la campaña anterior», se detalla en el informe.

En cuanto a la presencia de cochinita violeta, se ha observado una incidencia «similar» sobre el cultivo respecto a la campaña anterior, con los máximos valores medios en la provincia de Málaga y Jaén, con un 0’20% de frutos con mancha, respectivamente; mientras que en los muestreos realizados en la presente campaña han sido en Córdoba, Sevilla y Granada, las que han registrado los máximos valores medios provinciales de 0’19, 0’13 y 0’10% de frutos con manchas, respectivamente, mientras que, en Cádiz no se aprecia presencia de este agente en los muestreos realizados.

Por lo que respecta a la presencia de abichado del olivo, se ha detectado esta plaga en todas las provincias, aunque no ha provocado daños reseñables, si bien, las poblaciones de adultos han sido similares a la campaña anterior.

 

Presencia de otras plagas

El barrenillo del olivo, al igual que todos los años, presenta una incidencia «notable» sobre el cultivo en aquellos olivares cercanos a casco urbanos o leñeras dispersas en el campo. El glifodes, por su parte, ha presentado una «escasa» actividad sobre el cultivo.

En cuanto a la presencia escarabajo picudo, la Red de Alertas e Información Fitosanitaria señala que ha tenido «una escasa presencia sobre el cultivo, observándose daños de este agente en algunas provincias, el grado de incidencia sobre el cultivo ha sido inferior respecto a la campaña anterior que registro los máximos valores medios en la provincia de Granada con el 9% de brotes de copa afectados».

En relación al algodoncillo, ha destacado, por los niveles medios más elevados durante el periodo de presencia, la Zona Biológica de Loma Alta (Jaén), con un valor medio de 9’30% de inflorescencias con presencia.

Para evaluar la presencia del repilo sobre el olivar andaluz, se realizaron muestreos de campo en varios momentos a lo largo de la presente campaña, siendo su incidencia a nivel autonómico «baja, no constituyendo un riesgo fitosanitario significativo para el cultivo»

La incidencia de repilo plomizo sobre el cultivo ha mostrado una mayor presencia en las provincias de Sevilla, Jaén y Huelva, con un valor medio provincial de 5’50, 3’90 y 3’60% de hojas con presencia de esta plaga, respectivamente. El escudete y las aceitunas jabonosas han afectado en niveles «bajos y muy bajos» a los cultivos.

Finalmente, la RAIF asegura que la incidencia que ha mostrado esta enfermedad sobre el cultivo ha sido similar a la registrada durante la anterior campaña, cuando se registraron los máximos valores medios en la provincia de Huelva (con el 0’70% de árboles con síntomas).

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