Verticilosis en olivar: síntomas, métodos de control y toma de muestras

La verticilosis del olivo, causada por el hongo Verticillium dahliae, es una enfermedad ampliamente distribuida en todos los países de la Cuenca del Mediterráneo, tal y como nos recuerdan desde la Red de Alerta e Información Fitosanitaria de Andalucía (RAIF). Su importancia ha aumentado en los últimos años y a ello ha contribuido la intensificación del cultivo y el establecimiento de nuevas plantaciones en suelos infestados. Es, sin duda, la enfermedad que más preocupa al agricultor por la dificultad para combatirla. Generalmente esta enfermedad se manifiesta por dos síntomas denominados apoplejía y decaimiento lento.

La apoplejía se suele manifestar en otoño e invierno, con una rápida clorosis y necrosis de las hojas y una rápida seca de brotes y ramaje, empezando desde la punta y avanzando hasta la base de las ramas; en olivos jóvenes se produce la muerte del árbol entero, mientras que en olivos viejos se dan secas parciales. Los síntomas suelen ser más frecuentes y graves en las estaciones húmedas, o en áreas donde el suelo es excesivamente húmedo, haciéndose más presente en aquellas plantaciones que se emplean altas dotaciones de riego.

En el decaimiento lento, se produce el momificado de las inflorescencias, permaneciendo adheridas a las ramas al igual que las hojas más jóvenes en los ápices de los brotes, acompañado de una defoliación de las hojas viejas.

Ambos síndromes pueden presentarse en árboles de todas las edades, si bien los árboles menores de 10 años de edad infectados por aislados de V. dahliae, altamente virulentos, pueden sufrir una intensa defoliación de hojas verdes desde finales de otoño a finales de invierno, que puede originar con rapidez la muerte del árbol en cultivares susceptibles.

La incidencia y severidad de la verticilosis en un olivar viene fijada por diversos factores, principalmente:

-La cantidad de inóculo del patógeno en el suelo

-La virulencia de los aislados (patotipos) que componen las poblaciones de Verticillium dahliae en el suelo.

-Huésped: edad del árbol, susceptibilidad de la variedad, etc.

-Manejo de la parcela: la humedad influye en la enfermedad, así pues, la incidencia es mayor en regadío que en secano; tipo de abonado.

-Climatología: las temperaturas suaves favorecen el desarrollo de la enfermedad.

La sintomatología de esta enfermedad es tan genérica que se puede confundir con la provocada por cualquier otro problema de carácter fisiológico o patogénico que colapse las raíces, tales como el exceso de humedad e infección por otros patógenos, como Phytophtora spp., etc. Por lo que un diagnóstico correcto pasa siempre por un análisis de material vegetal del cultivo afectado.

Los métodos de control no son fáciles ni tampoco definitivos. Hasta este momento no se han encontrado métodos efectivos y rápidos para combatir esta enfermedad. Sin embargo, el agricultor puede recurrir a estrategias de manejo integrado del cultivo, evitando que se extienda aún más y ocasiones daños irreparables. Sin ningún tipo de duda, las medidas preventivas son las más efectivas. Entre los métodos de control en suelos infestados:

 

Métodos culturales:

-No cultivar especies susceptibles a la verticilosis en las calles del olivar

-Podar y quemar los tejidos vegetales infectados, incluyendo las hojas caídas

-Eliminar las malas hierbas que puedan actuar como huéspedes de Verticillium dahliae

-Aplicar abonados equilibrados, no excediéndose en las aportaciones de nitrógeno

-Regulación adecuada del riego en la parcela

-Mantenimiento del suelo reduciendo en lo posible las labores para evitar causar heridas radicales y la dispersión del inóculo del hongo en la parcela

-Aumentar los niveles de materia orgánica del suelo

-No picar la madera de árboles afectados, ni incorporarlas a la parcela

-Limpiar y desinfectar la maquinaria y herramientas para evitar la propagación de la enfermedad, mediante el empleo de “lejía” (hipoclorito sódico) rebajada al 50% con agua

-Incorporación al suelo de materia orgánica, procedente del enterrado de restos de plantas de la familia de las crucíferas

Métodos de control físicos:

-Solarización del terreno en aquellos lugares donde se han producido marras

Métodos de control biológico:

-Biofumigación mediante la incorporación al suelo de restos vegetales de especies con elevada capacidad para reducir la viabilidad del inóculo de Verticilium dahliae

-Cepas del hongo Trichoderma, inscritos Registro Oficial de Productos Fitosanitarios del Ministerio de Agricultura para ese uso

-La aplicación de micorrizas en plantones antes de ser colocados en el terreno definitivo podría contribuir a mejorar la capacidad de resistencia de la planta.

Actualmente existen técnicas de laboratorio que permiten determinar si una planta está infectada por el hongo aunque no tenga síntomas visibles o si un suelo contiene inóculo del patógeno. La recogida de muestras se efectuará en la época más adecuada para el aislamiento del hongo, que es aquella en que la temperatura exterior diurna se sitúa en torno a los 20-25º, lo que ocurre principalmente desde la salida del invierno a inicios del verano. Cuando estas circunstancias concurran a inicios de otoño y se desee coger muestra, las ramas de las que se cogerá la muestra serán aquellas que estén comenzando a manifestar síntomas, siendo importante asegurarse de que las ramas en cuestión no han sufrido las elevadas temperaturas estivales. Se elegirán de cada árbol varias ramas afectadas, evitando aquellas que ya estén secas. Se cortarán 10-12 tallos de 25-30 cm de longitud y de 2 cm de grosor como máximo. Los tallos recogidos se guardarán en una bolsa de plástico (cada árbol en bolsas distintas). Se identificará cada bolsa con la parcela y árbol que corresponda y las bolsas se guardarán en la nevera hasta llevarlas al laboratorio.

Folleto divulgativo “Estrategias de Manejo de la Verticilosis en olivar”

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