Por el futuro del campo europeo, no se puede jugar con la PAC
OPINIÓN: Pedro Barato, presidente de ASAJA
La Política Agraria Común no es un capricho del pasado ni una reliquia que la Unión Europea deba modernizar a golpe de recorte. Es la base sobre la que se ha construido el modelo agroalimentario europeo, el que garantiza alimentos sanos, asequibles y sostenibles para más de 400 millones de ciudadanos. Hoy, sin embargo, ese pilar está en riesgo. La Comisión Europea contempla integrarlo en un fondo único, sin garantías, sin visión común y sin una línea presupuestaria clara. Una operación peligrosa, mal disfrazada de eficiencia, que amenaza con desmantelar no solo la PAC, sino también la confianza de millones de agricultores en el proyecto europeo.
El mensaje que lanzamos desde el sector no puede ser más claro: sin presupuesto no hay PAC, sin PAC no hay agricultores, y sin agricultores no hay seguridad. Y no se trata de una exageración. Basta con echar un vistazo a la realidad. Mientras se multiplican las exigencias medioambientales, las inversiones necesarias se demoran. Mientras se habla de autonomía estratégica, se recortan los fondos que deberían garantizarla. Y mientras se promete una transición justa, se deja al campo sin red. ¿Qué clase de transición es esa? ¿A quién beneficia?
El campo europeo ha hablado alto y claro esta semana, con movilizaciones en 20 países. Se ha entregado un manifiesto contundente, con argumentos sólidos y demandas legítimas. Lo mínimo que esperamos de la Comisión Europea es una respuesta igual de clara: un compromiso real con el futuro del sector, con el mantenimiento de una PAC fuerte, comunitaria y bien financiada. Porque si la UE quiere hablar de seguridad, sostenibilidad y cohesión territorial, primero debe mirar al campo. Y escuchar.
El campo europeo se moviliza: agricultores de 20 países dicen NO al fondo único y SÍ a una PAC fuerte
El martes 20 de mayo, en 20 países de la Unión Europea, el sector agrario alzó la voz en una acción conjunta y coordinada sin precedentes. Agricultores y ganaderos de toda Europa —unidos bajo el paraguas de COPA-COGECA— salieron a la calle para advertir de un riesgo real y urgente: la posible desaparición de la Política Agraria Común tal y como la conocemos. Las protestas tuvieron un mensaje claro: no a la integración de la PAC en un fondo único europeo que diluya su esencia, debilite su capacidad de respuesta y comprometa la sostenibilidad del campo europeo.
Bruselas diseña un mercado de «créditos de naturaleza» basado en la conservación y restauración de ecosistemas
La Comisión Europea (CE) está preparando un sistema de «créditos de naturaleza» que recompense económicamente la conservación y restauración de los ecosistemas a través de un mecanismo verificable que aporte ingresos adicionales a sectores como la agricultura y la silvicultura, tal y como recoge Agroinformación. La iniciativa, desarrollada bajo la dirección de la comisaria de Medioambiente, Jessika Roswall, parte de una propuesta de la presidenta del Ejecutivo comunitario, Ursula von der Leyen, de septiembre de 2024 para asignar un valor financiero a los servicios que brinda la naturaleza, de los que dependen el 70% de las empresas de la UE, según el Banco Central Europeo. Aún no existe una fecha concreta para implementar el sistema y Bruselas está, por ahora, desarrollando una metodología de certificación y debatiendo el esquema con partes interesadas, entre ellas el sector bancario, que ha recibido la idea con «mucho entusiasmo», según trasladaron fuentes comunitarias en una conversación con varios medios de comunicación. El Ejecutivo comunitario espera tener más desarrolladas las bases del sistema antes del verano, apuntaron. Los ‘créditos de naturaleza’ guardan cierta relación conceptual con el mercado de comercio de emisiones de CO2 de la UE, conocido como ETS, donde las empresas que usan energía de forma intensiva tienen que comprar un derecho de emisión por cada tonelada de dióxido de carbono que liberen. La Comisión Europea confía en que ambos mercados no se solapen, sino que se complementen, pero subraya que poner un precio a los servicios que benefician a la naturaleza es más complicado que gravar el CO2, tanto a la hora de establecer el valor económico como de medir el impacto financiero de las medidas que se tomen, pues no se trata de algo «unilateral».
¿Hay más «influencers» que agricultores?
La UE tiene una extensión de 4 millones de kilómetros cuadrados, casi el 80% de esta superficie es zona rural, de la que el 50% es suelo agrícola, y el restante 30 forestal. La población es de 448 millones de habitantes y alcanzaría los 470 millones de personas el 1 de enero de 2050, lo que significa un aumento de 22 millones, en comparación con la actualidad. El 68% de la población de la UE vive en ciudades, tanto solo el restante 32 reside en zonas rurales. El volumen de negocio de la agricultura para la UE en 2023 fue de 537.100 millones de euros, 32.820 millones de euros si nos referimos a España. Del total de población activa que tiene el planeta, el 25,65% realiza su actividad profesional en el sector agrícola, porcentaje que en la UE es del 3,6%, es decir, 10,5 millones de personas a tiempo completo -en España hay 770.000 agricultores-, 6% del PIB y 15 millones de empresas. Se prevé que en 2050 menos del 2,5% de las personas activas desempeñen su actividad profesional en el campo, es decir 3 millones de personas menos que en la actualidad. Del total de agricultores de la UE, más del 40% tienen 65 años y el 1% son menores de 25 años o tienen esa edad. En el planeta la edad media de los agricultores es de 34 años. En la UE hay del orden de 10,5 millones de explotaciones agrarias, es decir, unas 173.000 hectáreas de terreno, casi un 40% del total de la superficie de la Unión. El 66% tienen menos de 5 hectáreas.
Paquete específico para el sector vitivinícola
La Comisión Europea ha dado luz verde hoy a un importante paquete de medidas diseñado para apoyar al sector del vino, afectado por una compleja situación de crisis derivada de múltiples factores, incluyendo el descenso estructural del consumo interno y los efectos económicos de la pandemia y la guerra en Ucrania. Entre las medidas aprobadas destaca la flexibilidad para gestionar la oferta de vino mediante un sistema renovado de autorizaciones para nuevas plantaciones y replantaciones, permitiendo limitar o incluso congelar autorizaciones de nueva plantación en zonas con exceso de oferta. Los agricultores tendrán ahora más tiempo (hasta 8 años) para decidir sobre inversiones en nuevas plantaciones y podrán renunciar a autorizaciones ya concedidas sin recibir sanciones administrativas. Se incrementara hasta los 8 años la vigencia de las autorizaciones de plantación y replantación. Además, los Estados miembros ganan capacidad para intervenir directamente en el mercado. Podrán fijar límites máximos de producción y gestionar las existencias para evitar desequilibrios. Y se permite a los Estados miembros con fondos propio, en crisis de mercado, poner en marcha medidas de cosecha en verde y destilación de crisis. También podrán sufragar con fondos propios medidas de arranque de viñedo.